Como si pasara un tren de Lorena Romanín
Pues un tren no sólo moviliza sus hierros
sino sangre soñadora deslumbrada por el viaje,
rostros arena, rostros relámpagos, rostros que hacen música…
(Enrique Molina)1
Azucena Ester Joffe
La obra se estrenó en Madrid, en el 2014, y ya desde su título, Como si pasara un tren, la escritura dramática de Lorena Romanín nos está planteando posibles lecturas sobre la pieza. Para algunos la vida es como un tren que pasa sólo una vez pero, para muchos otros, siempre pasan otros trenes y siempre podremos subirmos a cualquiera de ellos cuando nos animenos a viajar, persiguiendo una fantasía. Una interesante comedia que podríamos decir que es “de ideas”2, pues con humor se plantea un tema difícil de abordar como es la situación de vivir con un hijo que sufre de cierto retraso madurativo. La historia es simple, tierna y, sin caer en lugares comunes, adquiere un dinamismo fresco y emotivo, focalizando nuestra atenta mirada desde el inicio. Una impecable puesta en escena realista cuyo soporte es la muy buena actuación coral; a partir del lenguaje verbal y a corporal, en especial en el hijo, cada integrante de manera acabada le da textura a estos tres personajes queribles. En el amplio espacio escénico de la Sala, la escenografía construye el living comedor de una sencilla casa en alguna ciudad alejada del bullicio capitalino. De líneas rectas, colores claro y paneles livianos donde el aire como los sueños pueden circular sin dificultad. Susana (Silvia Villazur) es la madre que intenta proteger a su hijo de cualquier dolor y/o fracaso, una obsesión que asfixia a ambos. El joven Juan Ignacio (Guido Botto Fiora) no tiene un desarrollo psico-motor normal y mantiene la inocencia del niño que todavía no entiende el por qué de la ausencia paterna. Por último, Valeria (Luciana Grasso), quien por castigo de su madre es enviada a la casa de su tía y llega desde la capital como una brisa en verano, como el sol en primavera, para romper con la rutina adormecida. En el espacio lúdico, el trencito de juguete parece ser la obsesión de Juan Ignacio, pero le espera un salto cualitativo en su vida al proyectarse esta pasión más allá del mero juego. La llegada y la partida del tren para el joven es como algo vital e inalcanzable, aunque vive cerca la estación del ferrocarril, será su prima quien le enseñe, durante esos días de convivencia, de que él también puede alcanzar sus sueños.
La iluminación y el vestuario terminan por crear la necesaria atmósfera cotidiana para el desarrollo de la ficción. Ficción donde se encastran perfectamente los momentos de humor y alegría -como los de música y de baile entre ambos adolescentes- con esos otros momentos donde las discusiones familiares oscilan entre la tensión y los medios. Al finalizar la obra, por un lado, nos queda la sonrisa de haber disfrutado lo que desde el juego escénico se nos brindó y, por otro, la tarea de ejercitar nuestra mirada para ver a “ese otro” no como diferente sino con una persona con sus propias características y llena de posibilidades.
Ficha técnica: Como si pasara un tren de Lorena Romanín. Elenco: Silvia Villazur, Guido Botto Fiora y Luciana Grasso. Escenografía y vestuario: Isabel Gual (Laisa Wall). Realización escenografía: Estudio Werkplatz. Coreografía: Juan Branca. Diseño de iluminación: Damián Monzón. Diseño Gráfico: Fermín Vissio. Fotos: Male&Dapa fotos – Diego Mares. Prensa: Carolina Alfonso. Producción: Brenda Lucía Carlini. Asistencia de dirección: Mariano Mandetta y Nicolás Sorrivas. Dirección: Lorena Romanin. El Camarín de las Musas: 2da temporada. Duración: 70′.
1 Fragmento de Como de ser. http://lapoesiaalcanza.com.ar/poemas/1044-trenes-a-lo-lejos [25/07/2016]
2 Según la definición de Patrice Pavis, 1998, en Diccionario del Teatro. Barcelona: Paidos: pág. 75