Ser sin orillas de Macarena Trigo

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Ser sin orillas de Macarena Trigo
Ensayo sobre Ofelia
Ofelia la invisible…en escena

Mariàngeles Sanz
sanzm897@yahoo.com

Ofelia es un personaje secundario en la tragedia de Shakespeare, Hamlet, sin embargo, es el emergente de una situaciòn que se degrada a cada paso, y que va de un crimen a su venganza, recorriendo un camino de asesinatos y muertes, azarosas en muchos de los casos, en el intermedio del cumplimiento de un destino marcado. Ofelia muere, pero su muerte no es sòlo un acontecimiento màs, sino la prueba de la frialdad de Hamlet, su venganza sin lìmites, y el lugar marginal que tenìa la mujer en un mundo donde privaban las pasiones masculinas y la defensa de su honor. Funcional en la tragedia isabelina al desarrollo de la trama, en la pieza de la dramaturga tiene el protagonismo negado por siglos.

Macarena Trigo recupera en Ser sin orillas, la voz ocluida de la joven, su dolor y su decisiòn desesperada, dàndole un primer plano atemporal; su dolor està presente en el pasado de la escritura y en el presente de la enunciaciòn. Lo trae como presencia absoluta, el cuerpo de Inda Lavalle, en su excelente trabajo, cuando como personaje narrador, antes de ser Ofelia, nos ubica el personaje en un famoso cuadro (1) que recorre en ausencia desde la palabra tan vìvida que nos hace creer en su presencia, y desde una frase que marcarà a la niña enamorada para siempre: «Vete a un convento». Imagen y voz, que recogen el mandato, el de una vida de clausura y un final anunciado. Vete al convento, es exiliarla no sòlo fìsicamente del palacio sino de la posibilidad del amor, porque Ofelia aunque no lo sepa hasta esa frase despechada, està enamorada del prìncipe de Dinamarca.

En penumbras la actriz, pasarà del presente y de la relaciòn con el espectador en el relato de los sucesos, al momento de la decisiòn que llevarà a Ofelia a cometer el ùnico acto de libertad de su vida, decidir si vivir o morir. Agobiada por la soledad de su amor, no seguirà el mandato de convertirse en una sombra tras las paredes de un claustro, sino la libertad de las hojas, y el agua, siendo otra vez materia pronta a renacer. Inda Lavalle bajo la direcciòn de Macarena Trigo, logra un clima de tensiòn profunda, de captaciòn desde el cuerpo y la voz del espectador maravillosa, que nos hace còmplices necesarios de su decisiòn. En un espacio de escenografìa minimalista, despojado, construido desde la palabra y la gestualidad de la actriz, que se mueve por èl como si lo que afirma estuviera entre sus manos.

Una puesta que vibra en dos tiempos, el de la reconstrucciòn de los hechos y de la consumaciòn de los mismos, desde la percepciòn del sujeto sufriente que es Ofelia, despojada de todo aquello que la tuvo entre rejas de nubes, entre la càrcel de los cuidados, que terminarìan decidiendo por ella el futuro. De Dinamarca, la autora prefiere su final en Venecia, tierra italiana, de otro amor paradigmàtico y fatal, Otelo. Ofelia muere por mano propia, y la direcciòn elige que lo haga de pie, y que la ùltima palabra sea la de ella.

(1) El cuadro de la nota es de Sir John Everet Millais, pintor prerrafaelista, la pintura data de 1851/ 1852, un òleo sobre lienzo que se encuentra en la Tate Gallery en Londres.

Ficha tècnica: Ser sin orillas de Macarena Trigo. Actriz: Inda Lavalle. Producciòn: Espacio 33. Mùsica: Leandro Kalèn. Fotos: Marìa Kusmuk. Gràfica: Dalmiro Zantleifer. Direcciòn: Macarena Trigo. Espacio 33.

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