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Nena Dragón, pisa tejas por amor de Franco Calluso

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Nena Dragón, pisa tejas por amor
de Franco Calluso
Una puesta para una lectura sobre los conflictos adolescentes

Azucena Ester Joffe, María de los Ángeles Sanz

unnamedComo es habitual desde 2007 el Centro Cultural R. R. Rojas presenta un nuevo Ciclo Óperas Primas, que se inició en el pasado mes de septiembre y continuará hasta fines de noviembre. En esta oportunidad, las obras que integran este productivo evento, tanto para los realizadores como para el público que sigue de manera atenta la programación del Rojas, son: Polite por Pablo Sigal; Larga distancia por Katia Szechtman; Nena Dragón, pisa tejas por amor por Franco Calluso y LimboScroll por Liza Casullo y Tálata Rodríguez. Y, “por primera vez el ciclo contó con un jurado de selección conformado por tres integrantes para crecer y democratizar la elección de las obras: Maruja Bustamante, Mariana Mazover y Mariano Tenconi Blanco.” [1]
En la obra que nos ocupa, Nena Dragón, pisa tejas por amor, el centro de la trama de la dramaturgia de Calluso son las relaciones personales en una edad, la adolescencia, que tiene, a través de la experiencia, un camino hacia la identidad _MG_0061propia. Un padre, una hija, una amiga, un amigovio, o algo así, una fuga, a través de la voluntad de no ser aquello que se espera de uno, de afianzar una personalidad. El imaginario de las mangas japonesas, con sus personajes y su mundo distante, atraviesa la escritura y da cuenta de una manera de pensar y sentir, que busca horizontes no convencionales. Con una estructura escindida por la música, en la voz de unos de los personajes, y un humor ingenuo, el trabajo deviene en una dicotomía entre los unos y los otros, donde el adulto mayor queda a merced del manejo de los otros tres; aunque uno de ellos parezca estar de su lado. Todo en un tono menor, correcto pero sin estridencias, destinado a un espectador que entiende los códigos verbales y los giros que la impronta de las acciones va proponiendo. El imaginario de los comics japoneses con sus particulares personajes otakus son emulados por las adolescentes que además adoptan nombres que provienen de allí: Sheena y Yukimi-san. El amor también tiene su presencia en la relación de las dos, y la realidad en imágenes es también _MG_0017parte de ese mundo, que tiene para manifestarse sus medios y sus herramientas. Ante la mirada convencional del padre que le ofrece ir a pescar para conmemorar el día del fallecimiento de la madre de Sheena, la adolescente tiene su propio recorrido en el que el presente ocupa todas las instancias de su vida, porque mira con ojos diferentes un futuro que en nada se asemeja al universo del pasado del padre. Desde el discurso de las tiras que leen con pasión, todo lo que las rodea tiene ante sus ojos la misma consistencia que el paisaje de las imágenes. Los comics las constituyen como personajes, como sujetos, y ellas a la vez constituyen el mundo desde esa construcción. Viven como realidad la sobrenaturaleza literaria, acomodando a la real según la visión previa desde la escritura y el dibujo. De alguna manera triunfan para dar cuenta que el pasado tiene que quedar allí, en ese casillero de museo donde habita, sin que se imponga y obturé una forma de pensar y ver el mundo a futuro, _MG_0036aunque sólo sea un futuro de historieta. En el espacio de la Sala Cancha el dispositivo escénico está ubicado cerca de las gradas, lo cual necesariamente nos involucra en una historia simple que el relato, llevado adelante por las acertadas actuaciones, desdobla en varios espacios – una casa en cualquier ciudad, una cabaña en el sur o una carpa en el monte patagónico – mientras la iluminación recorta o amplia el espacio particular donde se desarrolla la acción dramática. También nosotros parecemos “mirar” detrás de la ventana en tanto que la buena música en vivo va hilvanando algunas de las escenas y nos sumerge en un clima distinto. Dos soportes artísticos que confluyen de manera espontánea en la escritura escénica de Franco Calluso [2]

Ficha técnica: Nena dragón, pisa tejas por amor de Franco Calluso. Elenco: Ana Capalbo, Rodolfo González Estévez, Rosalba Menna, David Szechetman. Voz en off: Gianluca Zonzini. Diseño de escenografía y vestuario: La Turba Iracunda. Realización de escenografía: Manos Negras y Lucía Carral. Diseño de iluminación: Claudio Del Bianco. Diseño gráfico e Ilustración: Juan Manuel Mendoza Costa. Peluquería: CAM peluquería clandestina. Producción: Carolina De Simone. Asistencia de dirección: Agustina Espasandín. Dirección: Franco Calluso. Centro Cultural Rojas: Sala Cancha. Ciclo Óperas Primas 2015. Duración: 50 minutos. Estreno: 03/10/2015.

[1] http://www.rojas.uba.ar/programacion/artes_escenicas.php#operas [05/10/2015]

[2] Según gacetilla de Prensa: Franco Calluso es dramaturgo, músico y compositor. Estudió Filosofía en la UBA y Dramaturgia en la Escuela Municipal de Arte Dramático (EMAD) con Mauricio Kartún. Como dramaturgo se for-mó además con Alejandro Tantanian, Ariel Farace, Mariano Tenconi Blanco, Ignacio Bartolone y Romina Paula. Compuso la música original de distintas obras teatrales y en 2014 dirigió Doctor Lázaro, escrita por Aníbal Gulluni. Nena Dragón es su primera obra.