«El invierno del juglar» de Gustavo Provitina

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“El invierno del juglar” de

Gustavo Provitina

“Un hombre se prepara para morir pero la vida lo interrumpe”

Mariángeles Sanz

sanzm897@yahoo.com

Antón Chejov creador de tantos personajes, en sus cuentos y en sus piezas dramáticas se convierte a partir de la escritura de Gustavo Provitina en personaje a su vez de un obra de teatro que conjuga entre las sinuosidades de la memoria una vida, la del escritor y la del hombre que sabe que su tiempo se termina, que ese mundo que fue construido entre la realidad y la ficción, el amor y la soledad, el sufrimiento de los otros y el propio, llega finalmente a la orilla a la que todos, simples mortales llegaremos alguna vez.

Gustavo Provitina cuando elige para el título invocar la estación más despojada como metáfora del tiempo del escritor, elige también asimilar el paso del tiempo a un ciclo que transcurre delante de sus ojos ante la imposibilidad de cambiarlo ni de detener su paso. El tiempo es una temática que transita la intriga, y a medida que se suceden las anécdotas con Tolstoi, Gorki, Olga, la protagonista de sus dramas y su mujer, con el director de sus piezas Stanislavski,  y la relación con sus pacientes, porque además de escritor Chejov era médico rural; aparece en la simpleza del relato lo que está pasando por debajo de las palabras, la certeza del final, el encuentro con el último personaje del que no podrá escapar, la muerte. Una puesta en abismo, que hace que el personaje y el dramaturgo que lo construye, tengan una misma dimensión poética.

Ese hombre preparado para morir, lo hace en una habitación de hotel, mientras el sonido persistente del tren, o del teléfono, le recuerda que la vida está presente en el afuera y no se detiene, mientras él bucea en su memoria, entre un espejo roto, un caracol que le trae el mar, y la presencia del amor en una carta. La muy buena actuación de Carlos Demartino logra el verosímil de su criatura, nos transporta a ese momento donde la trascendencia hará inmortal su nombre, lo hace desde la gestualidad y la tonalidad de una voz que recupera la de otros, y nos deja la sensación de estar como espectadores asistiendo como testigos privilegiados, a la develación de su intimidad. Construcción que refuerza la escenografía funcional y de época, el vestuario, la música que sucede en el momento indicado, y una iluminación que oscila entre la luminosidad y el dramatismo.

Una puesta que gracias a la conjunción entre textualidad dramática y expresión escénica nos trae la humanidad del escritor, una dimensión que a veces perdemos entre las páginas de sus obras.

Ficha técnica: “El invierno del juglar” de Gustavo Provitina. Intérprete: Carlos Demartino. Escenografía y vestuario: Carolina Simonetti. Asistencia de dirección: Mariel Bignasco. Diseño de luces: Garzaniti – Simonetti. Dirección: Rafael Garzaniti. Teatro: Belisario.

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