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Este es un espacio que administra María de los Ángeles Sanz donde los artículos sobre la creación teatral en Buenos Aires es el centro de la temática. Buscamos una relación fluida con el campo teatral de todo el continente.

La música como emergencia de una sociedad en transformación – I Parte

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La música como emergencia de una sociedad en transformación,

Rap, Trap,  Hip – Hop, Drill, y lo social marginal. ¿Hacia dónde va la convulsión social y las frecuentes migraciones en Europa, qué diferencia hay con la problemática americana, sur o norte, será el tiempo de las rebeliones?

¿Se podría domesticar a la población si ésta fuera intencionadamente impredecible? (RallitoX, creador en plástica del arte confuso)

Argentina: Rap, Trap, Reggaeton, Turreo, RKT, y sus mixturas y variables, sus protagonistas y seguidores.

Mariángeles Sanz Vélez

sanzm897@yahoo.com

Adriana Libonati

superlibonati@gmail.com

Este trabajo que vamos a desarrollar, tiene como finalidad, la búsqueda de la relación entre la música más representativa de una franja etaria que abarca desde la pubertad hasta los treinta años y que engloba no solamente una forma de expresión, sino una cuestión socio – política que guarda una estrecha unión con problemáticas de sectores marginales que denuncian a una sociedad que desprecian, y no negamos que tengan motivos para ello, y que sin embargo, en muchos casos están atrapados por las leyes de mercado que rige a esa sociedad que atacan. A la sociedad de mercado la rige el dinero, y sus formas lícitas o no de conseguirlo, para un único fin demostrado, el consumo. Consumo que constituye un velo sobre todo lo malo que ofrece, escondiendo la crueldad y abandono de las personas en un mundo solipsista y con una creciente falta de empatía que le permite a la mayoría obtener la falsa ilusión de que constituye la manera más efectiva de evasión y felicidad. Estamos en una etapa de investigación sobre la temática, que nos exige la búsqueda de un rigor teórico, y la presente acumulación de datos que vayan tejiendo una trama que nos permite llegar a reflexiones esclarecedoras sobre el punto central: ¿Cuál es la sociedad que nos mira y nos vigila, no desde los centros de poder, sino a través de la marginalidad, y nos lleva a un desconocimiento mutuo, que nos divide sin ver nuestro papel de subordinados a él?

Después de la caída del muro, en 1989, con la llegada de la globalización, la idea de los jóvenes de emigrar no por necesidad sino por obtener nuevos paisajes y nuevas experiencias, se ve hoy en la disyuntiva de un nuevo modo de migración que ya no produce asombro y conocimiento, sino frustración y desarraigo. De la esperanza y la ilusión de un mundo de todos, abarcable y posible, los jóvenes de la tercera etapa, pasan a la incertidumbre, (algunos son directamente inmigrantes, otros son los hijos de inmigrantes que llegaron en pateras o por otros medios y tuvieron la “suerte” de sobrevivir) de tener que vivir en un universo hostil, donde la falta de raíces, la imposibilidad de pertenencia al territorio que ocupan, se mezcla con la discriminación y el desempleo, o el empleo mal retribuido, la falta de futuro y la pérdida de identidad. Identidad rota, que busca recomponerse, o crearse a partir de la música, y como centro y mira de horizonte la obtención de dinero por cualquier medio.

El sueño de un mundo de todos y para todos de la civilización occidental y cristiana, choca con la indiferencia del mundo oriental, (China, India), con el desconocimiento de la realidad africana, y con las desigualdades crecientes en Latinoamérica. ¿Qué territorios abarca hoy la civilización occidental: Europa, incluida Rusia, Medio Oriente, (Israel) los EE.UU, Canadá y algunos de los países latinos en América, fruto de la liberación de la colonización española, y anglo – francesa? ¿Qué queda de sus raíces, en qué derivan y se disuelven sus culturas? Territorios divididos en conjuntos espacio – temporales, franjas etarias, donde los jóvenes están por fuera del proyecto global o dentro de él pero asumiendo su marginalidad y ser los representantes de la contracultura.

Desde allí, la conjunción sonido – imagen les ofrece una territorialidad que los agrupa y a la vez les permite ser personas que defienden su individualidad. Espacios donde lo comunal muere en el horizonte de la ambición personal y el sueño de para ser es necesario poseer y exhibir. El tema de la inmigración agrava una subjetividad que podemos definir como: clavel del aire. Fuera de lo estético: imagen y sonido lo político está atravesado por el resentimiento  a la ajeneidad, y a la carencia constante de comprensión que las viejas estructuras tienen sobre los sujetos, y viceversa. Por eso la búsqueda desde el lenguaje, y muchas veces los hechos, buscan romper con ese mundo – otro sin ética ni moral establecida para instalar sus propios códigos de comportamiento, que sin darse cuenta son funcionales al sistema que desprecian. Ahora sí, definitivamente, descreen de los grandes relatos aglutinantes del pasado, a quienes culpan del deterioro actual.

Conocía el Rap, el Hip- Hop  y el Trap, pero no el Drill, como llegué a él, por pura casualidad, estaba viendo un video de un artista español que tiene un espacio en youtube, se llama RallitoX (1). El video que hizo hace unos meses disparaba una pregunta que a los que nos interesa el arte nos venimos haciendo hace rato: “La creatividad se muere”. Allí mientras describía una realidad que no tiene a la creación artística como una actividad deseable, y hacía una comparación con los años ’80 y’90 en Barcelona, como ejemplo, menciona como al pasar al “Drill” como la música exponente de una realidad que no queremos ver. Estos géneros, Rap, Trap, Drill, Hip-Hop, y sus mixturas, guardan diferencias sustanciales según los países en los que se desarrollan. No es lo mismo, escuchar los sonidos y las letras de Europa que las de toda América, ni las de América del Norte y América del Sur; ni es lo mismo el desarrollo de estos géneros en español o en inglés. Por ejemplo, un representante de España Beny Jr. Un español nacido en Marruecos que tuvo un recorrido diverso por varios géneros, el trap, luego el drill, y ahora un reggaeton con sonido afrotrap. Siguiendo la línea de pensamiento de Figueroa Saavedra, doctor en Historia del Arte e investigador independiente:

 «En los tiempos contemporáneos la calle se ha convertido en un verdadero campo de batalla, donde las tensiones y los conflictos generados por el mundo moderno se manifiestan y tratan de resolverse. Desde esta concepción de la calle como espacio de lucha, todo aquel elemento que configura su paisaje se carga de un significado singular y al mismo tiempo compartido».

Haciendo una interesante mixtura de culturas afro – española con el hip – hop marroquí. Las similitudes son temáticas, el tema del dinero como una meta indiscutible, la marginalidad y la violencia contestataria contra la sociedad, la droga, el sexo por placer, donde el amor tiene poca cabida, y los sentimientos apagados para sobrevivir en una sociedad que sienten que no les da oportunidades ni les ofrece respiro. Son y se presentan a sí mismos como desclasados y lo que la sociedad le dice sobre luchas o rebeliones o formas políticas de hacer, les parecen bobadas, no las escuchan, porque a todos los individuos aferrados al status quo y al consumo los ven como cobardes. Ellos no se asustan ante nada, no le tienen miedo a la muerte, ni al dolor, en contra sentido al dolor que experimentan existencialmente y que calman con la droga, y con el dinero que es la droga que compra todas las demás. Otra paradoja, es la frialdad, al menos en sus letras sobre el amor, y el maltrato a las mujeres con las que se relacionan, y la exaltación de la familia, y la figura materna. Lo que hace ver un tinte romántico muy fuerte, en sus sentimientos, sólo llevado al extremo de no ser radical en contra solo de su persona, sino hacia la sociedad. ¿Estaremos entrando en otro tiempo de revoluciones y conflictos fuertes desde el pueblo levantado como en el siglo XIX? Todos, además son muy jóvenes, alrededor de una edad promedio de 25 años, y muchos de ellos han tenido cuentas con la justicia, por eso la policía, la ley, representante del poder en sus barriadas, tienen numerosos sinónimos: azules, la poli, mozo de cuadra. También es habitual que mezclen niveles de lengua e idiomas diferentes. En los videos utilizan personas reales o dibujos parecidos a las mangas japonesas. Los videos clips son una prolongación del trabajo sonoro, como dicen en su análisis Adriana Libonati y Mónica Bardi: “Es un género de amplia difusión que aparece justamente en el momento en que el de código sonoro contamina de la mano de la canción, el habla.” (2013, 41)

 El mayor representante de drill del año 2023 es Morad, El Khattouti El Horami, de origen marroquí, surge en 2018, y en 2021 colaboró con Bizarrap, cantante y productor argentino y se posicionó como el más escuchado de 2022. Otro representante contemporáneo a Morad es Skinny Flex, Ibrahim El Harrouni, tal vez el que filme los videos de violencia más explícita, no ya desde el comic, sino con personajes que actúan lo narrado en las canciones. Ambos como otros más residen en Barcelona, o en otras regiones de Cataluña, pero el origen es marroquí.

¿Qué pasa en Argentina con estos géneros? Por empezar, la problemática es diferente, aunque algunas de las cuestiones se repiten: la marginalidad, la contracultura, detestan a la policía, y a la sociedad organizada que los deja afuera, pero su ámbito es el conurbano bonaerense, las villas, los olvidados de siempre, los pobres de toda pobreza, que se pueden volver millonarios si la pegan con una buena canción, que sobre todo hable de sus vivencias. Duki (Mauro Lombardo Quiroga), Bizarrap, o Callejero Fino (Simón Nattanael Alvarenga) que lanzó su carrera mientras atravesaba una prisión domiciliaria.  Los géneros que se escuchan y cuyas letras nos sumergen en el universo de la vida del conurbano son: Rap, Trap, Cumbia villera, RKT, Malianteo, Turreo Cumbiatón. Lo sentimental tiene más espacio de desarrollo en sus temáticas, y algunas se entroncan con los tips del tango y el bolero. En el ámbito teatral la dramaturga, actriz y directora, Marina (Cumbi) Bustinza, lleva las problemáticas de esa línea social en piezas como: “Menea para mí” (2014) “Lo que quieren las guachas” (2019), “La Meca” (2022), “Turreo místico” (2023)

En toda la América Latina el fenómeno se repite, y sus representantes abarcan a hombres, mujeres y géneros no binarios, como la artista transexual, Villano Antillano, (Villana Santiago Pacheco) de Puerto Rico, su música es una manera de expresión y resistencia. El trap entre nosotros combina elementos del rap, el reggaetón y la música electrónica.

Tanto en el norte como en el sur del continente americano, y en Europa, lo que los une, más allá de las diferencias notorias, es como están atravesados por políticas conservadoras, o de ultraderecha, que ignoran los presupuestos del humanismo nacido con la Ilustración, y que por fuera de él, construyen desde una oposición reaccionaria, una libertad que deje de lado la sociedad burguesa, y sus principios, tantas veces fracasados, u omitidos, o simplemente evadidos por esa misma sociedad. En un paradigma que nace de los escombros de la historia que ya no es una sucesión lineal, sino una espiral que va en cada peldaño sumando una nueva manera de ver y de vernos en un lugar no lugar, en un espacio creado por la necesidad del momento, espacio que se conforman en una nube de posibilidades. ¿Qué es una nube de posibilidades? Es lo que está adentro de las cosas sin predicción, para la revolución del caos es imprescindible que se produzca a través de la llave de la incertidumbre. Al igual que las galaxias que se expanden, se aceleran y se separan, así la sociedad se acelera, en un tiempo otro, y aleja a los grupos humanos en entidades que se complementan, o se miran en un espejo que les devuelve una imagen parecida pero no igual.

La sociedad está dicotomizada, atravesada por lo arcaico de un paradigma que se transforma sucesivamente, cuyos restos aparecen en la música y en la modificación desde las letras de la forma habitual de comunicación, que rápidamente va pasando del uso de una tribu a formar parte de una lengua que adopta desde allí, no sólo la nueva terminología sino una forma distinta de entender el presente. Todo es un proceso, y todos estamos incluidos en el mismo, de una forma u otra, la mayoría de las veces sin saberlo, porque la misma aceleración de lo producido nos impide ser conscientes del desarrollo en el que estamos inmersos.

Por todo esto, la línea que separa la realidad, pura y dura, de lo concreto, de las calles, se confunde en las redes, con la ficción que lleva esa realidad al arte, sobre todo a las expresiones que tienen lo sonoro junto con la imagen como su medio inmediato de acceso. Se mueven en las calles, se comunican con sus pares, pero no sólo desde compartir una problemática a la cual la música y el éxito rápido les da a algunos, la ilusión de escapar del horror de la marginalidad, sino en otra realidad, la virtual, la que tejen las redes. Como afirma Byung – Chul Han en su texto “Hiperculturalidad”:

“El usuario se encuentra de viaje en el mercado de la red, es decir, en el hipermercado, en el hiperespacio de la información. (…) El usuario no tiene la actitud de una navegación aventurera, sino la de un consumista, la de un turista” (106)

Ser turista de una realidad que fuera del video les duele, es una forma amnestésica de soportar lo insoportable, y de alentar la falsa impresión que la música puede ser vehículo de una felicidad que se niega a aparecer. El futuro prometedor, ante la dureza de los términos, la violencia de las acciones, es peligrosamente una manera de destruir los valores de la sociedad. Porque si lo héroes de la pantalla, que los invitan a surfear su propia vida en las letras y a justificar en acciones de violencia extrema su insatisfacción, aparecen triunfadores allí, donde el dinero es una religión y una teleología, nada de lo que se les ofrece, que la verdad para algunos grupos es inexistente o muy poco, merece su rechazo, su abominación. Sienten que los invade la razón. Por lo tanto, todo lo que aparezca como contracultura, libertario aunque en el fondo sea una manera más sofisticada de esclavitud, los hace pensar en la posibilidad real de un cambio profundo y necesario. Dar vuelta un mundo donde el caos tenga un rango posible y en donde ellos se sientan, ahora sí fuera del juego propuesto por los videos, los verdaderos protagonistas, de una intencionalidad que desconocen, pero que sienten que los representa.

Nietzsche en su aforismo “El caminante” afirma:

Quien sólo en alguna medida ha alcanzado la libertad de la razón no puede sentirse sobre la tierra más que como caminante aunque no como viajero hacia una meta final; pues no la hay. Pero sin duda quiere observar y tener los ojos abiertos para todo lo que propiamente hablando ocurre en el mundo; por eso no puede prender su corazón demasiado firmemente de nada singular; en el mismo ha de haber algo de vagabundo que halle su placer en el cambio y la transitoriedad (Humano demasiado Humano, Nietzsche)

La vida es sólo un presente continúo, sin futuro visible en lo inmediato, un día a día, en un estado de supervivencia, en un mundo donde la guerra, declarada o no, de unos contra otros, es lo real cotidiano; seres que deambulan carentes de solidaridad, y de poder pensar lo colectivo de manera empática; dueños de un solipsismo cruel y suicida; donde la complicidad reemplaza a la amistad. Una de las características de estos grupos y estos protagonistas es la improvisación, podemos afirmar con Stephen Nachmanovitch:

“En la improvisación solo hay un tiempo: el que la gente de computación llama tiempo real. El tiempo de la inspiración, el tiempo de estructurar técnicamente y realizar la música, el tiempo de ejecutarla, y el tiempo de comunicarse con el público, así como el tiempo común del reloj, son todos uno solo. La memoria y la intención (que postulan el pasado y el futuro) y la intuición (que indica el eterno presente) se funden. La plancha siempre está caliente.” (30)

“La plancha siempre está caliente” dice el autor de Free Play, una frase que deberíamos analizar cuando de grupos humanos jóvenes, actores y espectadores se trata, ¿qué significa concretamente? En ese presente de la enunciación de las canciones, está presente el mundo candente que los rodea, y todo arde como un fuego que no se extingue, porque no se halla la posibilidad de un mundo que cambie.

Como afirman Mónica Bardi y Adriana Libonati:

“Hoy en día las audiencias no son homogéneas. Los vínculos que unen a los públicos con las producciones audiovisuales se basan en la emoción, en el contacto, en la identificación. La característica  de la transformación en los consumos consiste en descentralización de la emisión, con la inserción de los receptores en el sistema como programador y emisor. En estos consumos fragmentados las audiencias adquieren relativa autonomía, que se manifiesta de maneras antagónicas: por un lado lo induce a un individualismo que cree emancipador y, por otro, lo sumerge en una intensa sensación de indefensión. Esto lo conduce a integrarse provisoriamente en plurales tendencias” (Bardi, Libonati, 49)

  • ¿Se podría domesticar a la población si esta fuera intencionadamente impredecible?

“Esta es la base en la que se basa principalmente la obra de RallitoX. El artista nos plantea la posibilidad de generar un nuevo paradigma en el que el debate no oscile entre izquierdas y derechas, como ha venido siendo hasta ahora, sino entre racionales y confusos”. (Párrafo extraído de una nota sobre sus trabajos plásticos) Nacido en Barcelona, vivió muchos años en Berlín, y hoy ha vuelto a España y vive en Valencia. “Una revolución en la que las personas defienden aquello en lo que no creen, en la que se apropian de los símbolos antagónicos, en la que el absurdo y el culto al error forman parte de su ADN, en la que, en definitiva, pasamos de vivir en una sociedad capitalista a una sociedad artística en la que el arte es la arteria principal de la que mana lo demás… Como afirma el plástico y crítico  RallitoX denomina la Revolución del Caos. Una acción abierta a todos aquellos que quieran participar y a la que cada vez más artistas se están uniendo, principalmente en Berlín”, y que se extiende a través de las redes.

Bibliografía:

Bardi, Mónica; Libonati, Adriana, 2013. “La audioimagen” Estéticas de semánticas múltiples. Buenos Aires: Ediciones Ricardo Vergara.

Byung – Chul Han, 2018. “Hiperculturalidad”. Buenos Aires: Herder.

Martyniuk, Claudio, 2006. “Nuevos modelos de hostia” Filosofía y matices subjetivos. Buenos Aires: Prometeo

Nachmanovitch, Stephen, 2021.”Free Play” La improvisación en la vida y en el arte. Buenos Aires: Editorial Paidós.

Hemeroteca digital:

Granda, Javier F. “El arte confuso de RallitoX” para “Suite 2043”.

El grupo de artistas ganadores del premio Trinidad Guevara, edición 2023, otorgado por el Ministerio de Cultura de CABA, agradece al jurado por haberlos elegido, y manifiesta su gran preocupación ante la falta de respuesta de las autoridades, sobre el ACTO OFICIAL

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COMUNICADO

Premiados Trinidad Guevara 2023

El sábado 20 de abril nos reunimos el grupo de artistas de teatro de diferentes áreas, que obtuvimos el premio Trinidad Guevara 2023 en los diversos rubros, según boletín oficial N° 6773 -Resolución N° 11841/MCGC/23 publicado EL 19/12/23, para celebrar dicho acontecimiento con un brindis informal, y agradecer especialmente al prestigioso jurado, como testimonio del importante reconocimiento logrado con nuestro trabajo.

Dado que hasta el momento no existe comunicación sobre el Acto Oficial de entrega de diplomas y estatuillas, a ganadores y nominados, hecho que legitima este premio frente a la comunidad artística teatral y al público, y ante la falta de respuesta por parte de las autoridades del Ministerio de Cultura, expresamos nuestra preocupación y exigimos que se lleve a cabo dicho Acto Oficial de entrega pública, reivindicando la importancia y jerarquía de dicho acontecimiento, así como la preservación y continuidad del premio Trinidad Guevara.

El premio Trinidad Guevara es entregado por el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires y cuenta con un jurado especializado en distintas disciplinas, conformado en la edición 2023 por: Adriana Ferrer, Mariana Díaz y Carlos Di Pasquo por la AAA; Patricia Suarez y Raul Martorel por Argentores; Martín Bianchedi por SADAIC; Rocío Villar por la Asociación Arg de Investigación y Crítica teatral, con la coordinación de Roberto Perinelli, y constituye parte del valioso patrimonio simbólico e histórico del teatro en nuestra Ciudad.

Silvina Sabater (Trayectoria femenina)  Mosquito Sancineto (Trayectoria masculina); Alfredo Martín (Dirección) Maiamar Abrodos (Actriz protagónica) Marcelo Bucossi (Actor protagónico) Lucia Adúriz Bravo (Actriz de reparto) Mauricio Minetti (Actor de reparto) Camila Peralta (Revelación femenina) David Gudiño (Revelación masculina) Gabriela Izcovich (Dramaturgia) Ariel Vaccaro (Diseño de escenografía) Eduardo Zvetelman (Diseño musical) Alejandro Mateo (Diseño de vestuario) Joaquín Toloza (Diseño de coreografía) Agnese Lozupone (Diseño de iluminación)  Teatro El Método Kairos (Producción Teatral)

Imagen del grupo: Fotografía de Rosa Laszewicki

«Obligada estaba la vuelta» de Raquel Prestigiacomo

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“Obligada estaba la vuelta” de

Raquel Prestigiacomo

Construir el futuro, sabiendo quienes somos.

La comedia histórica.

Mariángeles Sanz Vélez

sanzm897@yahoo.com

Son tiempos confusos para la educación, tiempos difíciles para la transmisión de la historia, de la nuestra, de esa tantas veces escamoteada por los programas oficiales que dividen los sucesos entre sus protagonistas: buenos y malos; pero que dejan de lado los matices, el porqué de las acciones, los propósitos que llevaron adelante unos y otros, y sobre todo las figuras fantasmales que desde las sombras fueron moviendo los hilos del destino de todos. Las dicotomías que todavía nos definen: unitarios o federales, civilización o barbarie, propio o extranjero, se multiplican en nuevos rostros y nuevos nombres, pero el huevo de la serpiente sigue siendo el mismo: la construcción de una Nación con su propia identidad, defensora de su derechos y el de sus habitantes, o la entrega por negociados espurios al destino de otros, como al carro de la derrota permanente. Chispazos en el aire son esos momentos que no debemos olvidar nunca, cuando el pueblo se une para defenderse a sí mismo siempre de los mismos. En esa memoria, en ese recuerdo necesario, ingresa el teatro con un destinatario, el espectador joven, que necesita conocer de dónde viene para saber a dónde va.

En esa patriada está el grupo de Museo Viajero y su constante trabajo desde 1995, década del noventa, tiempo donde la memoria histórica era también para muchos alucinados con la convertibilidad y el dos por uno, un bien en desuso, y que hoy parece repetirse con una virulencia extrema. Sus integrantes: Dani Mercado, Melina Saavedra, Roberto Echaide, Juan Ignacio Sandoval; junto a la música de Martín Dell’Aquila y Juan P. Oholeguy, y la coreografía de Melina Saavedra y un vestuario también instructivo de Juan P. Mastrangelo, junto a su director, Fabián Ucello, nos introducen con humor, y certezas a un universo desconocido por muchos, los tiempos de Rosas y el hecho puntual de la “Guerra del Paraná”, cuyo comienzo fue la batalla de “La vuelta de Obligado”. Acontecimiento que nos enseña muchas cosas, no sólo la posibilidad de unirnos para una causa común, sino que una derrota se puede con voluntad y deseo de defensa de lo nuestro,  convertir en un triunfo. Todo contado, y cantado por el grupo de forma amena, interesante para el público, con justeza en tiempo cronológico y tempo de actuación, que hace que nos queden resonando los temas convertidos en clase magistral, desde canciones conocidas por la mayoría. Los personajes desfilan ante nuestros ojos, humanizados, sin la máscara de la solemnidad: Rosas, Manuelita, Mansilla, y los otros, el emisario inglés y el francés, construidos no sólo desde la lengua sino de una corporalidad que habla más que las palabras.

El grupo El Museo Viajero es una compañía de teatro e investigación histórica fundada en 1995 por Héctor López Girondo (Titiritero del TGSM, actor y director de teatro), Raquel Prestigiacomo (Lic. y prof. en Letras, docente de la UBA, semióloga y escritora) y Fabián Uccello (historiador y actor) es visitado por las escuelas allí donde se presenta, y tiene en su haber una interesante lista temática de acontecimientos de nuestra historia. Pero también se dirige a las escuelas para unir los datos históricos al arte dramático en sus múltiples disciplinas. Talento y vocación pedagógica se unen a través del humor y las canciones y un manejo del espacio escénico, que nos permite asistir a una necesaria conferencia, muy peculiar.

Ficha técnica: “Obligada estaba la vuelta” de Raquel Prestigiacomo. Actúan: Dani Mercado, Melina Saavedra, Roberto Echaide, Juan Ignacio Sandoval. Coreografía: Melina Saavedra. Música: Martín Dell’Aquila y Juan P. Oholeguy. Vestuario: Juan P. Mastrangelo. Dirección: Fabián Uccello. El Tinglado: Sábado 17,30hs.

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«Se despide el campeón» de Fernando Zabala

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“Se despide el campeón” de

Fernando Zabala

“El amor como un Cross en la mandíbula”

“Amor, quien no ha conocido tu yugo, en vano espera conocer del cielo las más altas delicias, ni sabe cómo a la vez se vive y muere, cómo se huye el bien para seguir el mal; cómo se puede amar uno a sí mismo menos que al prójimo; cómo a menudo temor y esperanza hielan y abrasan los corazones, ni sabe cómo por igual hombres y dioses temen las armas que te adornan”, (Maquiavelo, La Mandrágora)

Mariángeles Sanz Vélez

sanzm897@yahoo.com

El mundo del boxeo y el prejuicio machista aparecen develados en una relación que se oculta en las sombras y en el afecto entre protector y protegido. Un muchacho joven, promesa de campeón y su entrenador, una ayuda que los lleva a convivir bajo el mismo techo, y una relación que nace y crece entre ambos como un tsunami, que lo arrasa todo, hasta la vida. Desde Córdoba nos llega esta propuesta de Fernando Zabala, en el cuerpo y la voz de un actor virtuoso, Cristian Thorsen, en el uso de su herramienta para dar carnadura al personaje torturado que no puede más con su conciencia, y decide a un invisible interlocutor confesar su amor y su crimen. Su tonada, el nivel de lengua, coloquial y por momentos escatológico, no deja, sin embargo, contener poesía en su voz, porque las palabras cargan la visceralidad del personaje, se sienten propias en ese ser que necesita vomitar su dolor. Su gestualidad, sus miradas hacia el espectador en su desesperada búsqueda de complicidad, nos van envolviendo en su historia de amor.

En un espacio, como un cuadrilátero de box, una pequeña mesa, una botella de vino, y una reproducción del joven en tamaño natural, con velas y flores, simulacro del cadáver, al que el personaje le espanta las moscas, nos sitúa como testigos en un juicio, donde el acusado, irá narrando el recorrido de los acontecimientos, de los sucedidos, que van en creciente tensión, en tres rounds, hasta un desenlace inesperado. Entonces, el cuerpo de Thorsen se ofrece para hablarnos de la sensualidad de la seducción, del calor de una pasión desmedida, en cualquier espacio y tiempo, para finalmente, convertirse en el cuerpo humillado de la derrota, de la desesperación, de lo inconfesable. “los tiempos se me confunden y parecen uno solo” dirá más de una vez el personaje, cuando comience su relato, en los paisajes bucólicos de las sierras, o en el sur, en el territorio inhóspito y helado de la Patagonia.

Un triángulo inesperado para el personaje, lo saca definitivamente del juego, lo pone contra las cuerdas, y le produce el knock out del final. Porque la tercera en discordia es tan inocente como él de la serpiente que significa el cuerpo y la presencia del joven boxeador que pega donde más duele con infinita crueldad. Los golpes bajos no se permiten en el boxeo, no se toleran en la vida, abajo del ring. Una puesta que conjuga de la mano de la dirección de Mariano Dossena texto y actor para dar una performance de difícil olvido.

Ficha técnica: “Se despide el campeón” de Fernando Zabala. Actúa: Cristian Thorsen. Vestuario y escenografía: Nicolás Nanni. Asesoramiento de boxeo: Sergio “Maravilla” Martínez. Asistencia general: Tadeo Goldstein. Producción artística: Pablo Silva. Dirección: Mariano Dossena. Prensa: Silvina Pizarro. Ítaca Complejo Cultural.

«Saverio el cruel» de Roberto Arlt

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“Saverio el cruel” de

Roberto Arlt

“Saverio.- Convéncete, Simona, tu fuerte no es la sensibilidad política (grave), ese siniestro sentido de la oportunidad, que convierte a un desconocido, de la mañana a la noche, en el hombre de Estado indispensable”. (R. Arlt)

“Vivimos el ocaso de la piedad”

Mariángeles Sanz Vélez

sanzm897@yahoo.com

Un texto puede llevarnos hacia un mundo desconocido cuando nos habla desde el pasado, y puede además hablarnos de nosotros en este presente aunque los personajes se sitúen en un tiempo ido, en otras circunstancias, en un contexto que en apariencia no nos pertenece del todo. Roberto Arlt escribe “Saverio el cruel” en 1936, y su representación se da en el marco del Teatro del Pueblo, que dirigirá desde su creación hasta su muerte Leónidas Barletta, Los personajes divididos entre las clases sociales que entonces conformaban la sociedad, pobres y ricos, y la farsa como género eran algunas de las herramientas que el dramaturgo utilizaba para dar cuenta de una realidad cruel e indiferente con el dolor del otro, que además, se burlaba y gozaba ante la desesperación ajena.

La puesta comienza en penumbras, en proscenio y rompiendo la cuarta pared, el personaje misterioso nos interpela con una letanía, donde la definición de la crueldad es expresada en todas las lenguas posibles. Lo cruel no es sólo el significante que acompaña como un predicativo al personaje que da título a la obra, por el contrario, lo cruel aparece como un sistema de trato interpersonal entre individuos sin escrúpulos e individuos que deseosos de salir del anonimato a cualquier precio, le venden por un tiempo de gloria, su alma al diablo. Una escritura de los años treinta, miserables como estos, que dejaban atrás un sismo como la crisis del 29, y se adentraban casi sin pensarlo y de la mano del fascismo al horror de la guerra.

No es entonces sólo ficción lo que el periodista y su dramaturgia nos ponen ante los ojos, es una metáfora de un tiempo donde los valores se han perdido en aras de una ambición sin límites, sin reparos, sin empatía, indiferente al otro, sólo reconocido como enemigo. “Saverio el cruel” nos habla del hoy, cuando nos cuenta una tradición de ayer, el “titeo o cachada” la risa ofensiva sobre el más débil o el bulling o el gasligthing, (la manipulación sutil) que hoy se ejerce desde las redes, ambas, construyen los monstruos que vemos y los que intuimos en las sombras.

Excelentes actuaciones, – cada uno de los personajes guardan el tono y la postura que se espera de su status, y su máscara,- mantienen el ritmo requerido, y un uso del espacio inteligente,  donde son muy bien utilizadas las posibilidades que el escenario del Payró propone. Los diálogos tienen un ritmo y una muy buena dicción, y los encuentros personales entre Susana y su primo, entre ella y Saverio, son de una cínica belleza. La escenografía necesaria, y un vestuario que también está cargado de sentido, el blanco de Susana al principio, el rojo del final, son las dos caras entre la ingenuidad de Saverio, y el fuego del infierno que se avecina. El uso del falso espejo, y la presencia de la guillotina, cuya sola presencia no necesita comentarios, son los elementos necesarios para darle al relato la intensidad que crece ante el cambio de Saverio, entre el vendedor de manteca, y el tirano de cartón, su ascenso y su caída. Todo se aúna para dar vida a una textualidad difícil, que no contiene diferencias en su escritura por el lugar que ocupan sus personajes en el mapa social, sino que utiliza la literatura y la historia para la construcción de sus criaturas.

La directora le da al cierre de la propuesta, un giro diferente, que nos une aún más a la cotidianidad de nuestro presente, la frase que dice el personaje de Julia al espectador luego de la oferta del arma por el diablo como una señal de que en la locura de Susana y de Saverio podemos estar o estamos todos, es un dardo a nuestra conciencia que no debe estar dormida ante los acontecimientos. Somos crueles, porque vivimos en un tiempo de ocaso de la piedad. Porque los valores de la solidaridad están muertos o agonizando en un lento transitar entre la ceguera y la indiferencia.

Ficha técnica: “Saverio el cruel” de Roberto Arlt. Actúan: Marito Falcón, Ligüen Pires, Ariel Guazzone, Roberto Cuñarro, Adriana Echegaray, Pablo Ferrer, Lali Rojas, Liliana Simsi. Vestuario: Alejandro Mateo. Iluminación: Juani Pascua. Diseño de escenografía: Alejandro Mateo. Redes sociales: Juani Pascua, Luis Cardozo. Fotografía: Diana Ferrer Pinto. Diseño gráfico: Gustavo Reverdito. Prensa: Daniel Franco. Asesoramiento artístico: María de los Ángeles Sanz. Producción ejecutiva: Roberto Cuñarro, Liliana Simsi, Pablo Ferrer. Asistencia de dirección: María Cecilia Pérez. Dirección: Gabriela Villalonga. Teatro Payró.

«Gaslight», la manipulación sutil

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“Gaslight”, la manipulación sutil de

Patrick Hamilton

Un thriller en dos actos o el poder sutil de la palabra y su violencia

Mariángeles Sanz Vélez

sanzm897@yahoo.com

En la sala de “Hasta Trilce” tuvo lugar el reestreno de “Gaslight”, la manipulación sutil, el thriller psicológico dirigido por Carolina Perrota. La pieza original le pertenece a Patrick Hamilton y fue estrenada en 1938, para luego pasar al cine dos años después. Ambientada en la Inglaterra victoriana, nos sitúa en un ambiente de clase alta en decadencia, donde desde el comienzo todo se nos presenta como en puntillas de pie. Una mujer enamorada, -restringida a las tareas que la sociedad represiva le impone,- asustadiza y enferma; un marido que a través de gestos y palabras hábilmente escogidas manipula su vida, (1) dos sirvientas que son testigos involuntarios de una tragedia que se teje ante sus ojos, y un detective, ya lejos de la policía como corresponde al género negro, y que no descansará hasta encontrar al culpable de un crimen cometido veinte años atrás, y que en esa búsqueda se convertirá en héroe y salvador de la mujer.

La puesta a la que asistimos, reproduce el clima y el ambiente de la época, y nos presenta una situación que desde el principio nos anuncia que algo no está bien en ese “hogar”. Desde la escenografía realista, algo desentona, y son las sillas tiradas y dadas vueltas como indicio preliminar de una situación poco ordenada. La fragilidad en las palabras y los gestos de la esposa, la Sra Manningham, Bella; el cinismo y la frialdad del esposo, nos van sumergiendo en una espiral donde la locura sobrevuela, desde el recuerdo de la fatalidad de un legado, la madre de ella  que también sufrió trastornos mentales y murió en un psiquiátrico, y en los actos impacientes de él que quiere a toda costa profundizar el malestar.

Un misterio se teje en torno de la pareja, y su relación ha sido vista como ejemplificadora para el estudio de la manipulación de una persona sobre otra, a través de pequeños gestos, de reiteradas actitudes, de sombrías presencias. Las actuaciones son muy buenas, la de ella, Julieta Bermúdez, crispada en un comienzo, entre el miedo y la duda sobre su estado racional, nos increpa, nos incomoda, cuando vamos comprendiendo de su entrega sin luchar a un estado de cosas que la llevarán a un destino trágico; la de él, Matías Durini, fría y sistemática, a la manera de la flema británica, nos convence de la perversidad del personaje, para pensar que algo se está pudriendo en Dinamarca; el detective, Gonzalo Álvarez, en una muy buen performance, donde aparece una pincelada de humor, juega su papel de investigador, que busca entrelíneas, la punta de un ovillo que hace veinte años quiere resolver, muy bien también los personajes de Susana Miraglino y Fiorella Muzzo, en esa imagen de espejo entre la buena y la mala servidora de la casa, entre la lealtad y la traición.

Desde la música que nos recibe cuando entramos a la sala, todo va creando una situación, desde allí nos atraviesa una atmósfera interrogativa sobre lo que luego se va a desarrollar, nos va llevando como corresponde en un thriller a un desenlace, que si bien parece tener un final feliz, nos deja en el último apagón la duda necesaria sobre el destino de la protagonista. La luz de gas se apaga, y comienzan entonces las preguntas.

  • A partir del estudio de la película, la psicología reconoce el término gaslighting como hacerle “luz de gas” a alguien; intentar que dude de su razón o juicio mediante una prolongada labor de descrédito de sus percepciones y recuerdos.

Ficha técnica: “Gaslight”, la manipulación sutil de Patrick Hamilton. Actúan: Gonzalo Álvarez, Julieta Bermudez, Matías Durini, Susana Miraglino, Fiorela Muzzo. Dirección: Carolina Perrotta. Diseño de escenografía: Micaela Sleich. Diseño de vestuario: Victoria Chacón. Diseño de luces: Stefany Briones Leyton. Set Electro: El Oso Sequeira. Diseño sonoro: Ezequiel Giraldez. Diseño gráfico: Lucila Gejtman.. Fotografía: Nacho Lunadei. Asistencia de dirección: Sofía Prina. Prensa y comunicación: Giacani – Lauro. Teatro: Hasta Trilce.

«Cuando el Chajá canta las horas» de Merceditas Elordi

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“Cuando el chajá canta las horas” de

Merceditas Elordi

Tragedia rural

Mariángeles Sanz Vélez

sanzm897@yahoo.com

Cuando nuestro teatro enmudecía por la avalancha de las compañías extranjeras que llegaban a nuestro suelo, como política de Estado de un plan de invisibilizar cualquier manifestación o recuerdo del pasado rosista; un grupo de hombres de circo, los hermanos Podestá llevaron al picadero una puesta criolla, “Juan Moreira”, adaptación de la novela homónima de Eduardo Gutiérrez. A partir de allí, dos puntas de lanza para nuestra cultura harían blanco en el corazón del pueblo: el renacimiento de las compañías criollas, y el nacimiento para el teatro de un género popular, la gauchesca. Merceditas Elordi, que tiene ya en su haber  varias piezas que tratan sobre la mujer, en esta oportunidad bucea en el género y construye una tragedia rural, un melodrama con todos sus procedimientos, y nos ofrece una historia que además de recrear una instancia de nuestra tradición de escena, pone en acto la singularidad del lugar que la mujer ocupaba entonces, la precariedad que arrastraría la mujer ligada siempre a su cuerpo como mercancía, el amor prohibido por fuera de un matrimonio por arreglo, y la lucha eterna entre machos por esa mujer –objeto que creen que les pertenece, imagen adorada u odiada, pero que no posee ni voz ni voto.

Desde la dicotomía de una sociedad dividida en dos, los de arriba y los de abajo, los que lo tenían todo, y los que carecían de lo indispensable, la dramaturgia nos sumerge en una geografía de injusticia social, y sus consecuencias. Con una escenografía que recrea una tapera hacia derecha de escena, y la sala de un hombre rico del siglo XIX, a la izquierda, y un campo liberador en el medio, los personajes y las circunstancias aparecen primero en la voz de un personaje fundamental en su rol y en su guitarra, que cerrará luego como en el picadero con unas rimas que hablen del contexto, el actual, necesaria forma de unir el pasado con el presente. De aquella lucha por integrar una identidad desdeñada, la del gaucho, a hoy en que la batalla cultural es una pelea cotidiana para todos los que de una manera u otra conformamos el campo teatral. Las actuaciones guardan los tempos, la gestualidad y la corporalidad y la proxemia, de aquellos melodramas que deleitaban a los espectadores en el circo de doble entrada. Estos actores profesionales y talentosos recrean ante nuestros ojos, a aquellos otros que aprendieron a fuerza de la mirada atenta a la respuesta del público, lo que lo conmovía, lo que hacía que se produjera la empatía necesaria, para que la delgada línea entre la ficción y la verdad muchas veces desapareciera.

Todo un reto para la dramaturga y directora, y para el grupo que se luce en la composición de los personajes. Un vestuario que recrea época, hasta los pies descalzos, la música, todo se aúna para la recreación de un tiempo, el de la conquista del desierto. El enfrentamiento entre los hombres, la ternura de la relación de los amantes, todo es verosímil, y nos transporta a ese momento de nuestra biografía política, a un clima social, y a un género fundante de nuestro teatro.

Ficha técnica: “Cuando el Chajá canta las horas” de Merceditas Elordi. Actúan: Julieta de Moura, Mauricio Méndez, Pablo Paillaman Pieretti, Edgardo Rosini, Mariel Rueda. Músicos: Bruno Lo Bianco, Pablo Paillaman Pieretti. Escenografía e iluminación: Edgardo Aguilar. Diseño y realización de vestuario: Mariana Carranza. Redes sociales: Georgy Burgos Funes. Fotografía y video: Cristian Holzmann. Diseño gráfico: Artio Estudio Silvia Cantero. Asistencia de dirección: Facundo Darío Altonaga. Prensa: Valeria Franchi. Producción ejecutiva: Emilio Zinerón. Dirección: Merceditas Elordi. Teatro del Pueblo.

24 de Marzo de 2024

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24 de Marzo de 2024

Una conmemoración, no una más, una cargada de sentidos.

Todavía cantamos…

La mañana amaneció con un sol prometedor de una jornada inolvidable, y así fue, miles y miles de ciudadanos que no queremos olvidar, que no podemos dejar que lo transitado y conseguido, sea tergiversado, o puesto en duda, que los derechos humanos que pusieron en su lugar a los criminales de lesa humanidad sean bastardeados, por un gobierno que quiere que perdamos nuestra memoria, para que perdamos nuestra identidad, nuestro ser nacional, tirando por el suelo el concepto de patria, nos hicimos presentes en Plaza de Mayo, en la Avenida 9 de Julio, en el Congreso, en la Avenida de Mayo, y todas sus cuadras laterales, que eran recorridas, por jóvenes, niños, adultos y personas mayores que pese a sus dificultades de traslado también dijeron acá estamos, acá queremos estar. Lo mismo pasó en los centros principales de nuestras provincias. Todas tienen una historia trágica que contar que comenzó con ese fatídico día, hace ya 48 años.

Telam cerrado, la televisión pública entonces ausente en la plaza, sólo vi los camiones de C5N y Crónica TV; y las emisoras radiales de AM750, y Radio 10, con sus programas habituales de los domingos, o no, pero todos ellos abocados a dar cuenta de una jornada donde lo colectivo tuvo su expresión. No se puede hablar de alegría o si, la alegría de vernos todos juntos con una misma finalidad. Todes sintiéndonos familiares, sin serlo, pero formando parte de un deseo común: Memoria, Verdad y Justicia; y como en todas familias de bien, siempre estamos cuando sabemos que necesitamos estar juntos. Ante el reclamo de mantener viva la memoria, también se caminaba por el pedido urgente de que ese momento histórico, de terror y muerte y de silencio forzado, que fue para implantar una economía neo- liberal, espuria y cruel, no retorne, en la figura de un gobierno, que busca minimizar los acontecimientos para invalidar la inevitable comparación de aquel pasado con este presente.

Mientras escribo estas líneas, todavía las plazas están llenas de personas que no quieren abandonar el reclamo, que sienten necesaria su presencia, como si de velar las armas se tratara, para dar una respuesta pacífica a tanta provocación de parte de un poder que no entiende, y de una población que le dio la oportunidad de destilar su odio y su resentimiento.  Las abuelas aún reclaman, las madres aún reclaman justicia, y hoy se dijo con toda claridad: Deben abrir los archivos y decir de una vez por todas, eso que por el pacto de silencio todavía callan.

«La casa del río» de Jorge Castaño

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“La casa del río” de

Jorge Castaño

“Hay un dicho que es tan común como falso: el pasado pasado está, creemos. Pero el pasado no pasa nunca, si hay algo que no pasa es el pasado el pasado está siempre somos memoria de nosotros mismos…somos la memoria que tenemos” (José Saramago)

Mariángeles Sanz Vélez

sanzm897@yahoo.com

El pasado, la memoria, la necesidad de olvido, y el cierre de una herida en falso que permite sobrevolar la vida pero no tener ya nunca más relaciones sinceras, plenas; eso que le pasa a la historia de la familia que nos narra desde la palabra y la escena Jorge Castaño, es lo que le pasa a un país donde gran parte de su población intenta constantemente negar su pasado, para supuestamente vivir en paz. Todos se reúnen en la casa familiar cerca del río, donde también habita un vecino que mucho tuvo que ver en la ausencia de uno de ellos, Enrique.

El tiempo ha pasado, y los hijos ya adolescentes, encuentran en ese espacio un lugar en el mundo lejos de los problemas, un espacio para la reunión entre primos, para descansar. Sin embargo, ellos llevan dentro de sí, sin saberlo, el estigma de la pérdida y son el síntoma de la anomalía familiar. Una de ellas que no puede dormir y se sobresalta por los golpes en la puerta, la otra que sufre de bulimia, aquel que toca la guitarra mientras el mandato familiar es la abogacía.  Todos y cada uno quieren por fin saber eso que huelen en el aire, pero que nadie se anima a confesar. Dos cuñadas y un hermano de ellas, la viuda del tercer hermano que no está, giran alrededor de un tiempo ido, que no los deja vivir en plenitud.

Sin embargo, ni bien accedemos a la sala, la tía y sus sobrinos, nos muestran un estado de alegría y felicidad, que de a poco vamos a ver desmoronarse. Una escenografía realista –naturalista, actitudes verosímiles, diálogos cotidianos, lenguaje coloquial, un ritmo dinámico, creados por las muy buenas performances del grupo, y la muy buena dirección del mismo dramaturgo, nos hacen testigos mudos del conflicto e ingresar en él con total naturalidad. Vestuario, música, costumbres nos llevan a la década del ’80 ya en democracia. Como en una espiral vamos recorriendo los diferentes momentos, cuyo avance está marcado por los pequeños monólogos de uno de los personajes, que nos va situando en el drama vivido años atrás.

“El silencio sigue siendo salud” dice la hermana de Enrique, cargada su alma de un peso que no sabe cómo evitar. Ignorancia, inocencia y culpa, son los ingredientes que hacen que las mujeres callen, y necesidad de saber la verdad, consume al hermano y luego a los sobrinos, que ya no quieren vivir con dudas. Dos personajes en ausencia cargan el aire de recuerdos: la madre dueña de la casa del río, y el propio Enrique. La pregunta se impone: ¿Cuántos fueron en realidad, 30000 o más? ¿Cuántas familias como la de Olga guardaron silencio, y nunca hicieron ninguna denuncia, ni hablaron con nadie de lo sucedido? ¿Por qué los que saben no muestran las listas que tienen guardadas bajo siete llaves? A una semana del 24 de marzo de 2024, todas las preguntas merecen una respuesta.

Ficha técnica: “La casa del río” de Jorge Castaño. Actúan: Antonella Jaime, Claudia Fieg, Franco Campanella, Gustavo Ferrando, Mateo Isetta, Rita Nuñez, Verónica Vergotini. Asistencia de dirección: Ana Acrogliano. Diseño de luces: Dana Barber, Realización de escenografía: Cristian Mazzeo. Redes sociales: Mateo Isetta, Antonella Jaime. Fotografía: Renata Marano. Diseño gráfico: María Agustina Quiroga. Prensa: Valeria Franchi. Arreglos musicales y coordinación de producción: Antonella Jaime.  Dirección: Jorge Castaño. Teatro Timbre 4, sala Boedo.