“Nora” de
Adriana Roffi
Mariángeles Sanz Vélez
El lugar de la mujer dentro y fuera del matrimonio en la sociedad burguesa de fines del siglo XIX, y el de la mujer hoy, tienen enormes diferencias y aún algunas similitudes que guarda el pasado con el presente, fuerzas que determinan los espacios, los deseos, el ansia de la propia subjetividad y la relación asimétrica con los mandatos patriarcales. “Casa de muñecas” de H. Ibsen, y sobre todo su primer final, provocaron en su estreno un escándalo de proporciones, que hizo que el dramaturgo tuviera que modificarlo. Mucho tiempo ha pasado desde entonces, es por eso, que Adriana Roffi, sin desvirtuar el sentido de la pieza del autor noruego, nos ofrece una versión que acentúa el conflicto en una intensidad mayor, y lo trae a nuestra realidad, para que como en toda obra realista, el verosímil nos acerque el referente, nos produzca empatía por el personaje sin dificultad.
En una sala de una casa de clase media, Nora, esposa y reciente madre de una niña, el sujeto de la acción de la pieza, toma en ese juego de relaciones enmascaradas entre la amistad y el amor, construirse una subjetividad nueva, ante la epifanía del verdadero rostro de su marido. ¿Quiénes la ayudan a esa revelación? En este caso, dos mujeres: Cristina, (Ana Scannapieco) su amiga de la infancia, y la señora Krogstad (Maite Velo) la prestamista; ambas guardan el secreto de una relación que las une desde hace tiempo. Un mundo de mujeres, que de la mano de la dramaturgista y directora, Adriana Roffi, crece en su impronta ante los hechos, y dos hombres, el marido (Daniel Begino) y el doctor Rank (José Escobar) amigo de la familia, que vibran ante la personalidad de Nora, de manera diferente. El primero dueño y señor de su casa, que organiza y manda, y no tolera que su mujercita, su muñequita tome decisiones y resuelva; mientras el amor no correspondido para el doctor es una nueva frustración para quien lleva el estigma de una herencia determinante en su enfermedad mortal.
Todo pareciera igual al original, y sin embargo, la actitud que toman las actrices en la composición de los personajes, el cambio de género del prestamista, la limpieza y síntesis de los diálogos, logran un ritmo preciso que hace que la puesta no decaiga en ningún momento. Las actuaciones son excelentes en la configuración de un clima, de un sentir, que pasa de la alegría trivial, de una Nora (Manuela Amosa) fresca y alegre, despreocupada, a la duda, al miedo, a la desesperación, para finalmente a una decisión singular e inesperada, en ese ambiente, en la mirada patriarcal de un marido que no entiende, y piensa como el mandato le exige que piense, con una rigidez que esconde el temor al qué dirán, y a perder un lugar de privilegio. ¿Quién es el débil? La niña que permanece en escena todo el tiempo que se desarrolla el drama, es una metáfora de la situación que los hijos tienen ante los conflictos de sus padres, rehenes de situaciones que no pueden resolver, ni entender; pieza de cambio o de extorsión; la situación de reciente maternidad de Nora, hace que su decisión sea aún más radical, en una sociedad que considera que la función de la crianza sólo le corresponde a la mujer. La versión de Adriana Roffi, pone en acto esta cuestión, que ya se anticipa en el personaje de Krogstad, mujer viuda que cuida de una hija.
“Nora” es entonces, una muy interesante versión de la obra que Ibsen escribió en 1879, y que a más de cien años, nos interpela, nos hace reflexionar, y ver como aquellos estados de situación de lo femenino, siguen teniendo hoy, un profundo significado.
Ficha técnica: “Nora” versión libre de Adriana Roffi, de la obra de H. Ibsen “Casa de muñecas”. Actúan: Manuela Amosa, Maite Velo, Ana Scannapieco, Daniel Begino, José Escobar. Diseño de iluminación: Gaspar Potocnik. Diseño de escenografía: Gavo Franco. Diseño de vestuario: Cinthia Guerra. Diseño y realización de muñeca: Patricia Krebs. Fotografía: Nicolás Orellano. Realización de video: Sol Rieznik Aguiar. Diseño gráfico: Laura Tavasca. Producción ejecutiva: Sebastián Cáneva. Asistencia de dirección: Sol Rieznik Aguiar. Dirección: Adriana Roffi. Teatro Moscú.