Archivo de la categoría: Teatro y Metateatralidad

El Vestidor (The Dresser) de Ronald Harwood

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El Vestidor (The Dresser) de Ronald Harwood

Versión de Fernando Masllorens y Federico González del Pino

La escena de la guerra es muy clara para nosotros: esa resistencia cultural frente a los avatares de todo tipo que hay en el país. Es como que escuchamos caer la bomba y ahí nos levantamos. A mí me llena de orgullo la verdad, los actores siempre estamos muy comprometidos. Yo creo que lo único que hace de nuestro oficio una profesión es una manera de ver la vida, saber que no es solamente una herramienta de trabajo. (Oski Guzmán)

unnamedAzucena Ester Joffe, María de los Ángeles Sanz

La frase de Oski Guzmán sobre la pieza de Harwood si bien no es el nudo gordiano de la pieza, es sin embargo, dentro de la hostilidad presente en las relaciones de sus personajes, una mirada tangencial fundamental para elevarlos del sólo juego de egos de la actuación, a un lugar donde el compromiso y la resistencia ante los avatares que les toca vivir afuera de las paredes del drama contenido del teatro es una pieza fundamental en sus vidas, en su trabajo, en su arte. El artista, se sostiene a partir de la creencia de la verdad del drama que desarrollan, pero también ante el embate de un enemigo común, de la lucha por su libertad y el convencimiento en los valores que se exaltan más allá de los rencores y las miserias cotidianas. La puesta dirigida por Corina Fiorillo, desplaza este punto de vista y centra su mirada en los rigores de una tenaz fuerza de orgullo que sostiene al personaje que lleva adelante Jorge Marrale, y que lo hace mantener en una relación humillante a su vestidor, Arturo Puig, y al resto de su elenco, con quien mantiene una actitud distante y orgullosa. Se lo admira, y respeta por su presencia en escena, pero se sabe de su pequeñez humana fuera de allí, y se lo soporta porque es la cabeza de una compañía que lo necesita. En un espacio decadente, el camarín de un teatro de provincias, las mezquindades se desatan dentro del espíritu de Shakespeare y su imaginario inmortal, y entre el afuera y el adentro de un momento crucial para la vida del país. La Alemania nazi desata una tormenta sobre el cielo de Inglaterra, mientras otra se produce entre las frágiles paredes del teatro. La vida y la muerte como un oxímoron se dejan sostener entre los pliegues de una lucha que no cesa de atravesar los cuerpos de los personajes. Las actuaciones mantienen un semitono y tienen buenos momentos en algunos de los encuentros personales que se producen. unnamed2

El punto de partida para el texto dramático, estrenado en 1980, fue la propia experiencia del escritor, guionista y dramaturgo sudafricano, Ronald Harwood, al unirse a la Shakespeare Company y ser el vestidor personal de Sir Donald. Luego, en 1983, se realizó el film homónimo dirigido por Peter Yates1. El autor deja plasmado en este vínculo personal entre ambos protagonista la dependencia que se ha construido a lo largo de los años. Una relación íntima que se clausura más allá de la actividad teatral. En ese juego Puig y Marrale le otorgan el ritmo oscilante entre la tensión y distensión, entre el drama y la comicidad, que se modifica según la situación dramática. Un dueto que desde el lenguaje verbal y corporal construye el clima de cierto ocaso más allá de la metateatralidad.

Ficha técnica: El Vestidor (The Dresser) de Ronald Harwood. Versión de Fernando Masllorens y Federico González del Pino. Elenco: Arturo Puig – Jorge Marrale, Gaby Ferrero – Ana Padilla – Belén Brito. Dirección: Corina Fiorillo. Música Original: Ángel Mahler. Diseño de Escenografía: Gonzalo Córboba Estévez. Diseño de Iluminación: Ricardo Sica. Diseño de Vestuario: Silvina Falcón. Diseño de Maquillaje y Peluquería: Sofía Núñez. Diseño Gráfico: Pablo Bologna. Fotografía y retoques: Nacho Lunadei. Prensa & difusión: WE Prensa & Comunicación. Asistente de Dirección en preproducción: Mercedes Torre. Asistente de dirección en funciones: Marcos Moriconi. Vestuarista: Celestes Bulfoni. Maquilladora: Sofía Núñez. Producción comercial: Guillermo Masutti. Producción ejecutiva: Sebastián Arcos. Producción asociada: Mac Lambrich. Producción general: Ángel Mahler – Leo Cifelli. Paseo La Plaza: sala Pablo Picasso. Estreno: 09/05/2018. Funciones: miércoles y jueves 20.00 hs, viernes 21.00 hs, sábados 20.00 y 22.00 hs, domingos 20.00 hs. 

Hemeroteca:

Guzmán, Oski, 2006. “Una visión del mundo” en Suplemento Radar en Página 12. Diciembre 17.

El último espectador de Andrés Binetti

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El último espectador de Andrés Binetti

el ultimo 1Tengo lo que usted necesita, chistes de balneario o Chejov,…

Azucena Ester Joffe, María de los Ángeles Sanz

Un espacio intimista en un locus público, un bar de pueblo, un mostrador gastado y unos cuántos enseres. La botella de barro de ginebra como compañera, allí el hombre, un director de la vieja escuela del teatro independiente, que sigue la ley de llevar el teatro a donde éste no llega, que siente que la cultura del teatro es una herramienta válida, relata un recorrido de muchas frustraciones y algún esporádico éxito, atribuible al contexto más que al reconocimiento de los valores artísticos de su compañía. Su imagen construida desde el afuera a partir de un vestuario que señala el paso de los años y la pobreza de su dueño, expresa además en los gestos y la posición vencida del cuerpo, el cúmulo de soledad y tristeza que lo agobia en el presente de la enunciación. Cada uno de los actores y actrices van desfilando por su historia, y en la excelente performance de Manuel Vicente van tomando carnadura hasta sentirlos en escena no como fantasmas requeridos por el recuerdo sino como personajes vivos que hablan y sienten, que cuentan el porqué de su fracaso y la necesidad de su alejamiento. El viejo director está sólo, pero necesita aunque sea un último espectador, con quien poder hacer catarsis, exorcizar los demonios acumulados en una vida de trotamundos, amada y odiada al mismo tiempo. Andrés Binetti vuelve sobre el tema del actor de balneario, caro a su poética, para dar cuenta de las problemáticas de una profesión que suele verse con los oropeles de la libertad y del trabajo feliz, y nos muestra el revés de la trama, de muchos que nunca figuran en los libros de historia del teatro nacional, pero que constituyeron el humus que les dio luego a todos una base posible de creación. urlDesde los Podestá hasta hoy, el teatro no es sólo la calle Corrientes y sus alrededores. Entre el humor pobre y gastado de los chistes para ganarse el pan y el teatro serio que busca su espacio en lo recóndito del país, el personaje busca una línea intermedia que le permite vivir y hacer el teatro que considera fundamental. La culpa la tiene Ibsen y su teatro difícil para un público no avezado, o él su discípulo que ofrece un teatro que no interesa, todo duele en la búsqueda de un lugar en el campo del espectador que lo seduzca y le devuelva la caricia necesaria. El intérprete comentó, en una entrevista radial1, que El último espectador nace de un proyecto, un deseo pendiente por realizar su primer monólogo a partir de una temática que muy bien conoce Binetti. Y que se materializó en “un trabajo en común, vivo, y muy teatral”. La pregnancia actoral del primero y la escritura dramática y escénica del segundo modelan a este solitario director, hoy un perdedor pero que fue una suerte de ilusionista. Por eso, cuando está de espalda, casi inmóvil -apenas recortado por la precisa iluminación- transmite el dolor de haber perdido todo, de no tener donde ir mientras solo puede esperar que deje de llover. Este gran contador de anécdotas, con su valija raída, es un merecido homenaje a aquellos primeros actores populares que unían, en carreta o de forma precaria, pueblos o ciudades alejadas donde los esperan ávidos por algo de entretenimiento.url

Ficha técnica: El último espectador de Andrés Binetti. Actúa: Manuel Vicente. Diseño escenografía y vestuario: Alejandro Mateo. Diseño de luces: Francisco Varela. Diseño de sonido: José Binetti. Diseño gráfico: Juan Francisco Reato. Fotografía: Selene Scarpiello. Prensa: Carolina Alfonso. Asistencia de dirección: Nadine Cifre – Grace Ulloa. Dirección: Andrés Binetti. Teatro del Pueblo: sala Teatro Abierto. Estreno: 17/02/2018. Duración: 60’. Funciones: sábados 18 hs.

1 Realiza por Linda Máximo, Mi ciudad y el Mundo: https://radiocut.fm/radiostation/am1010-onda-latina/listen/2018/03/09/18/00/00/# [10/03/2018]

 

Arde brillante en los bosques de la noche de Mariano Pensotti

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Arde brillante en los bosques de la noche de Mariano Pensotti

ardeAzucena Ester Joffe, María de los Ángeles Sanz

En el arte siempre hay un elemento disparador de imágenes, palabras, situaciones, y personajes que se cruzan para dar cuenta de un pensamiento recurrente que el creador guarda siempre con diferentes códigos y expresiones. En este caso, es la conmemoración de los 100 años de la Revolución Rusa, un acontecimiento que luego de la caída del Muro de Berlín ha perdido tal vez su brillo universal. Disparador que luego y a través de una metateatralidad que va desarrollándose como una matrioska: teatro de marionetas reproduciendo los cuerpos manejados por el sistema, teatro dentro del teatro que pone en abismo la temática de la revolución, y la mirada sesgada que Europa tiene sobre Latinoamérica y viceversa, y el cine como un lenguaje que traerá hacia el punto central de nuestro ombligo el lugar que ocupa la información y los medios de comunicación. La estructura de la puesta elaborada entonces en tres niveles que conllevan los tres lenguajes elegidos, van conformando una profundidad en la composición que desde la escenografía nos sitúa en los diferentes espacios – temporales: el rojo intenso para la discusión académica sobre los conceptos del marxismo, los aportes de la revolución, y el lugar del intelectual en un mundo que ya no encuentra en los antiguos significantes, por más prestigio que atesoren, casi una ausencia de significado; la sala familiar de una familia europea que recibe a la hija pródiga que vuelve de Colombia luego de haber abrazado la causa de la guerrilla, y que intenta explicar un mundo distante, sin darse cuenta de la problemática que el mundo propio encierra, y que necesita también un cambio copernicano; el espacio del cine, donde todos somos espectadores pasivos, actores y espectadores de un corto que nos pone en acto de la desinformación de nuestros medios de información. Todos ellos irán poniendo en el juicio del espectador, la situación de las ciencias sociales, su repercusión en la Academia, el lugar de la mujer en la misma, las relaciones con las nuevas generaciones, la sexualidad entendida como objetivación del otro, el sexo no importa; y una subjetividad femenina que no haya aún las reglas del juego propio, aquel que no sea solo un cambio de roles en la lucha entre dominador – dominado. arde brillante1

La cuestión de género atraviesa los 90 minutos que desarrolla la puesta dirigida también por Pensotti, y tienen su fuerte presencia en las muy buenas actuaciones de un grupo de actores y actrices que trabajan sus personajes con soltura y convicción. Pone además en el epicentro de la discusión la otra cara a cien años de una revolución que proponía la liberación de las clases obreras, la trata de personas para el trabajo esclavo en la presencia de la comunicadora social que por otras razones que no son la investigación, se topa con la realidad y no puede hacer nada, solo intentar salvar su propia vida. El trabajo es intenso y el espectador no tiene momento en que su expectación se vea defraudada; no sólo por las temáticas que se suceden y se enlazan sino por la acumulación de procedimientos, que no son sólo una suma de variables sino que cada uno tiene una presencia que le da sentido al todo. Juego, teatro en estado puro de teatralidad, poéticas que aparecen no para ser parodiadas, sino para dar cuenta desde disciplinas diferentes de un tema central: la revolución, la liberación declarada, se encuentra en el mundo más allá de las conmemoraciones, o de los actos degradantes, en un punto ciego. El mundo no busca la revolución ha cedido a la comodidad de aceptar que su libertad y sus decisiones se presenten en las manos de dirigentes de corte fascista que deciden los destinos de todos: el mundo está en peligro, y los viejos axiomas ya no son útiles, los conceptos deben revisarse, las formas también, y el arte, el teatro debe una vez más, revisar sus poéticas, para dar cuenta de un imaginario social mundial que ya no responde a las viejas consignas. Como en Hamlet el teatro no es divertimento para la corte o para las masas es el lugar donde enfrentarnos con algunas verdades que preferimos no ver. Es un dardo en el centro del pensamiento reflexivo, para aquellos que suponemos tener más información: la academia, el periodismo; el lenguaje otra vez nos resulta insuficiente, desprovisto de recursos, vaciado de significado. arde brillante2

Ficha técnica: Arde brillante en los bosques de la noche. Dramaturgia y dirección Mariano Pensotti. Elenco: Susana Pampón, Laura López Moyano, Inés Efrén, Esteban Bigliardi y Patricio Aramburu. Coordinación de producción: Adrián Andrada / Julieta Sirven. Asistencia de producción: Facundo Savarino. Producción técnica Ángel Ariel Porro. Asistencia de dirección: Fabián Barbosa. Producción artística: Florencia Wasser / Grupo Marea. Realización de marionetas: Román Lamas. Realización de rostros de las marionetas: Marcos Berta. Asistencia de escenografía Gonzalo Córdoba Estévez, Tatiana Mladineo y Luciana Peralta. Asistencia de escenario: Malena Juanatey y Tatiana Mladineo. Asistencia artística: Juan Schnitman. Imagen Sergio Calvo. Música: Diego Vainer. Escenografía y vestuario: Mariana Tirantte. Realización de la película: Guion y dirección: Mariano Pensotti. Elenco: Inés Efrén, Susana Pampón, Laura López Moyano, Patricio Aramburu, Esteban Bigliardi, Alejandra Flechner, Sebastián Carbone, Ariel Dávila, Pablo Kun Castro, Christian González Saponare, Luis Biasotto, Matthiew Perpoint, Leandro Orellano, Mauricio Minetti y Manuel Guirao. Asistencia de dirección: Juan Schnitman. Ayudante de dirección: Lionel Braverman. Dirección de fotografía y cámara: Soledad Rodríguez. Asistencia de cámara: Mercedes Laborde. Gaffer: Sandra Grossi. Reflectorista: Laura Docampo. Operador de Steadycam: Nicolás Meyer. Asistente de Steadycam: Nicolás Roca. Arte y vestuario: Mariana Tirantte. Asistencia de arte y vestuario: Tatiana Mladineo, Luciana Peralta y Gonzalo Córdoba Estévez. Maquillaje y peinado: Mariana Jara. Música: Diego Vainer. Sonido: Nahuel Palenque. Asistencia de sonido: Lucio Fontana y Sofía Straface. Producción general: Paolo Donizetti / Los Salvajes Cine.  Asistencia de producción: Azul Aizemberg. Producción: Iguazú Lili Cristalvo. Montaje: Andrés Estrada. Animaciones: Andrea Torti. Corrección de color: Andrés Gatti / Obol. Teatro Sarmiento. Estreno: 29/09/2017. FIBA 2017:12 y 13 de octubre. Duración: 90’.

Mis documentos de Lola Arias y Dios de Lisandro Rodríguez

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Mis documentos de Lola Arias y Dios de Lisandro Rodríguez

Azucena Ester Joffe, María de los Ángeles Sanz

El Centro Cultural Recoleta mantiene la invitación constante para atravesar nuevas experiencias. El espacio cultural multidisciplinario es el perfecto marco para estas dos performances que se estrenaron durante los últimos días de agosto.

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mis documentosMis documentos. Concepto y curaduría de Lola Arias

Nuestros queridos objetos por Walter Jakob, Agustín Mendilaharzu

El dibujo tiene poderes por Powerpaola

Somos lo que hacemos y somos lo que conservamos como valioso, nos integra, nos resguarda nuestra identidad; el amor incondicional a objetos que son una parte de nosotros mismos, y que nos cuesta abandonar. De esa sensación de pérdida ante los objetos que no sabemos mantener en nuestras vidas, nos habla la conferencia performática de Lola Arias, con la presencia en escena de dos artistas de una misma franja etaria, Walter Jakob y Agustín Mendilaharzu, amigos entrañables, que poseen una misma manera de construir un espacio propio a través de la búsqueda y conservación de objetos absolutamente inútiles, salvo para la constitución de su memoria individual. Como arqueólogos de su propia geografía, nos relatan de manera amena y fluida la relación con sus colecciones particulares, cuyo valor intrínseco está dado por la carga de subjetividad que llevan consigo. Valiéndose de una pantalla, las imágenes se suceden en un registro minucioso por categorías: animales, marquillas de cigarrillo, flautas; elementos que guardan registro de una niñez / adolescencia que no quiere ser perdida en el tiempo. De la memoria individual a la colectiva, de lo particular a lo social, el recupero del recuerdo a través de los objetos, forma parte no solo de una vida única en todo el sentido de diferente en cuanto a las otras, sino también de una generación, de una manera de ver el mundo en determinada geografía y su temporalidad. Los dos actores se suceden en el uso del micrófono, y guardan una relación permanente entre sí y con el espectador a quien se dirigen, rompiendo la cuarta pared. Tras un intervalo, la plástica Powerpaola, se integra a la performance, y desde diarios de dibujos, pequeñas historietas mudas algunas, otras con viñetas, y nos trasmite su experiencia como turista del mundo, como viajera en una búsqueda incesante de sí misma. Dolor, alegría, extravío, extranjería, y la necesidad de pertenencia para una persona, una mujer, que nace en un país, se crece y se educa en otro, y deambula por el resto, reconstruyéndose como un cuerpo en work-progress. Esta quinta edición del ciclo de conferencias perfomáticas, que comenzó en el 2012, “se propone indagar el género en búsqueda de un contagio entre el arte conceptual, la investigación, el teatro. Un espacio donde puedan convivir discursos, formatos y públicos de distintas disciplinas.”1

recoletaFicha técnica: Nuestros queridos objetos: Walter Jakob y Agustín Mendilaharzu. El dibujo tiene poderes: Powerpaola. Curaduría y concepto: Lola Arias. Producción: Luz Algranti. Técnica: Facundo David. Equipo Recoleta: Coordinadora de producción de proyectos especiales: Pilar Ayerra. Productora ejecutiva: Lucía Hourest. Centro Cultural Recoleta: La Capilla. Estreno: 30/08/2017. Miércoles: 6 y 13 de septiembre, 20 hs

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diosDios de Lisandro Rodríguez

Gran parte de mi obra va en contra de esta idea del infierno difundida por la religión católica (León Ferrari)2

¿Dios es una presencia, es un concepto, es el vértice de una religión, es la palabra que más significado tiene para la humanidad, más allá de los credos, los ateos y los agnósticos? Lisandro Rodríguez desde el catolicismo, una de las tantas configuraciones religiosas de su imagen, nos pone en el interrogante de si realmente existe o si es una construcción, conveniente y disciplinadora. La santa misa en escena, su teatralidad enfrentada al hecho teatral que nos convoca, y en contraposición con el trabajo anticlerical de León Ferrari, le da a la performance su espesura de sentido, un peso específico polémico. El ritual de donde partió el teatro profano, las bacanales dionisiacas, hasta el atrio de las iglesias en la Edad Media y sus moralidades, los creyentes y los que no lo son se enfrentan a un trabajo de símbolos que van tejiendo la trama de la fe. La misa y su teatralidad, el teatro y su ritual, se unen y nos abisman como espectadores, y luego como asistentes a una exposición de arte profano. Una misa muy actual, con sus cantos, y una feligresía omnipresente en el rito, participando no sólo en las indicaciones del sacerdote, director de escena, que obliga a los movimientos, sino con su voz que compite con la de él al entonar ya desde la previa en el Patio, en un ensayo anterior a la misa, los temas que son a la vez una consigna de significado para todos. La capilla como geografía constituye un contexto preciso, ya que guarda inclusive los vitrales, propios de una iglesia, y la escenografía completa el cuadro, con flores, velas, e imágenes incluidas. Es interesante de qué modo se bifurca nuestra atención entre lo que sucede y es dicho en esta particular “misa” y lo que ocurre en el escenario mientras dos empleados se ocupan de trasladar, con sumo cuidado, en varias cajas distintos cuadros, una gran maqueta y una enorme escultura. El dramaturgo comentó:

Dios es casi un homenaje a León Ferrari, aunque en realidad es un homenaje al Papa. Ferrari dice que agradece todo lo que sucedió con esa muestra porque si no su obra no hubiese tenido la trascendencia que tuvo. Creo que Ferrari deja una marca muy potente, intento agarrar ese guante y llevarlo escénicamente a algún lado. En la obra se establece un diálogo con el acto de censura que ocurrió durante su muestra y la idea de que la iglesia tiene cooptada la cultura occidental. La obra trabaja con la idea de la corporación ‘iglesia’, donde lo que opera son las corporaciones. Son las construcciones de poder que operan todo el tiempo3.lisandro

Ficha técnica: Dios de Lisandro Rodríguez. Intérpretes: Norberto Laino y Sofía Cobás Alé (armadores), Lisandro Rodríguez, Horacio Banega (Padre), Azul Aizenberg, Juan Carlos Antón, Anabela Brogioli, Marcela Burcaizea, Pablo Dos Santos, Verónica Dragui, María Alejandra Fauquié Wefer, Zoilo Garcés, Vero Litvin, Nahuel Martinez Cantó, Emilce Olguin Ramírez, María Luz Orlando Brennan, Carla Petrillo, Juanchi Rojas, Cristina Sallesses, Daniel Adrián Sotelo, Amalia Tercelán, Marcos Videla. Diseño de iluminación: Matías Sendón. Escenografía y diseño espacial: Norberto Laino y Lisandro Rodríguez. Asistencia de dirección y producción: Manuel Schjaer. Dirección: Lisandro Rodríguez. Co-producción: Elefante Club de Teatro. Equipo Recoleta: Coordinador de producción de artes escénicas: Sebastián Romero. Productor ejecutivo: Leandro Rosenbaum. (Esta obra puede herir la sensibilidad religiosa, moral e ideológica del espectador. Queda bajo su decisión ingresar a la misma. Prohibida para menores de 18 años) Centro Cultural Recoleta: La Capilla. Estreno: 26/08/2017. Duración: 60′. Sábado 17 hs / Domingo 21 hs.

Según programa de mano

Buenos Aires Épica de Manuel Santos Iñurrieta

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Buenos Aires Épica de Manuel Santos Iñurrieta

Absurdo para cinco bellas mujeres

buenos airesAzucena Ester Joffe

Una propuesta interesante atravesada por el humor, mordaz e inteligente, y con un claro posicionamiento político. La particular textualidad dramática de Manuel Santos Iñurrieta y del Bachín Teatro es una marca registrada y, desde la misma perspectiva, la obra que nos ocupa fue llevada a escena por Los Internacionales Teatro Ensamble. La historia, de mirada femenina, nos presenta a cinco amigas que tienen el hábito de reunirse una vez a la semana para “suicidarse de manera poética en Buenos Aires” dejando al descubierto algunas de las distintas problemáticas que debemos atravesar las mujeres en nuestra sociedad globalizada. La sala Pugliese nos permite cierta cercanía con estos personajes caricaturescos que rayan lo absurdo creando un clima especial para la reflexión distanciada. En el espacio lúdico observamos el simil “auto” en el cual las aliadas -de distintas edades- recorren la ciudad buscando el lugar adecuado para llevar a cabo su último acto poético. Mientras, la narradora -como si fuera el álter ego del dramaturgo- adelanta los sucesos o bien plantea las contradicciones a favor de la lucha activa e incorpora la metateatralidad. Las actrices le otorgan la textura perfecta a cada una de las amigas con sus distintos matices, construyendo una actuación coral sin altibajos. Quizá para el espectador desprevenido sean simples estereotipos de determinada clase social y coyuntura, como los protagonistas del film Los jóvenes viejos (1962) de Rodolfo Kuhn que desambulan sin grandes expectativas. Nada más alejado respecto a este acontecimiento teatral.buenos aires2

En Buenos Aires Épica no hay silencios o grandes vacíos como una manifestación ante la frustración como sí en el film mencionado. El relato plantea los conflictos cotidianos -sociales, económicos, políticos, …, como un prisma cuyos lados permiten múltiples lecturas. Una mirada poéticamente política que dejará en cada espectador muchas preguntas sobre las incoherencias del sistema capitalista que es absurdo en sí mismo. Los datos duros -estadísticas e imágenes- nos interpelan directamente y de forma eficaz nos trasladan desde el asesinato de 123 trabajadoras, en 1911, en el incendio en la fábrica de camisas en Nueva York al Ni Una Menos, el grito colectivo por los actuales femicidios. Registros necesarios para nuestra historia colectiva e individual. Un hecho teatral que tiene como principio constructivo “la épica de lo cotidiano” y un manifiesto mensaje: debemos continuar, seguir buscando los caminos vitales hacia un mundo mejor para todos. Una búsqueda que, por un lado, requiere de forma urgente la concientización de cada sujeto social y, por otro, de redoblar la apuesta en las expresiones artísticas. Por este motivo, la poesía está presente en cada intervención, en la expresividad y en el tono declamatorio de las compañeras. El vestuario, el peinado y maquillaje encuentran el tono justo para cada una de estas criaturas que rayan lo absurdo, mientras la iluminación y la música en vivo refuerzan esta acabada mixtura narrativa.

La escritura dramática y escénica de Manuel Santos Iñurrieta conjuga impecablemente la realidad / historia y la ficción / metateatralidad en un todo artístico que nos atrapa desde su inicio. Y que recordaremos cada vez que veamos a una pequeña e “inocente” Barby.buenos aires1

Ficha técnica: Buenos Aires Épica de Manuel Santos Iñurrieta. Elenco: Clara Barreira, Marina García, Luciana Vieyra, Diana Kamen, Lucía Salatino. Múscia original en escena: Pepo Migliori. Diseño y realización de vestuario: Marina García. Diseño de peinados: Lucía Salatino. Escenografía y utileria: Diego Maroevic. Diseño de imagen: María Eugenia Summa. Fotografía: Agustina Haurigot. Diseño de luces: Horacio Novelle. Operación de luces: Victor Guidolli. Comunicación visual – CCC: Claudio Medin. Producción: Alejandra De Luna. Asistentes: Diego Maroevic – Valeria Rellán. Puesta en escena y dirección general: Manuel Santos Iñurrieta. C. C. de la Cooperación: sala Osvaldo Pugliese. Estreno: 05/08/2017. Duración: 55′. Sábados 20:30 hs.

A propósito de la Tempestad de Martín Ortiz

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A propósito de la Tempestad de Martín Ortiz

DBuCxnrXYAAR2tJPRÓSPERO:

No ha habido mal. Yo sólo he obrado

por tu bien, querida mía, por tu bien, hija,

que ignoras quién eres y nada sabes

de mi origen, ni que soy bastante más

que Próspero, morador de pobre cueva

y humilde padre tuyo1

Azucena Ester Joffe

La comedia shakesperiana es el punto de partida para disfrutar de la magia de Próspero y de la magia del teatro. Un rito ancestral para dar cuenta de una realidad que conocen muy bien los hacedores del quehacer teatral, la “cocina” de ese acontecimiento que nos atravesará en cada función. El proceso de creación es intenso, difícil y contradictorio, ¿cómo decidir cuándo estrenar? ¿cómo seguir cuando uno de los integrantes del elenco, por el motivo que sea, se baja? Y muchas preguntas más además de sortear las dificultades económicas, en especial, cuando el subsidio otorgado nunca llega.

El principio constructivo de A propósito de la Tempestad es la metateatralidad, un devenir sinuoso que nos atrapa desde su inicio. En el espacio escénico, algunos pocos elementos en desuso -dos escaleras, un viejo baúl, un perchero con prendas sin mucha utilidad,…- dan cuenta del clima austero que denota la escasez de recursos. De a poco van llegando los actores para ensayar, uno a uno se irá sentando en círculo mientras intercambian algunos comentarios personales. Un relato que fusiona perfectamente la isla desierta / la soledad del director, la fuerte tormenta / la inevitable cotidianidad, el naufragio del navío / el seguir a flote tras un sueño,… La escritura dramática y escénica de Martín Ortiz va superponiendo como capas de ficción y de “realidad”, cuando la duda acecha pero, sin embargo, se impone el redoblar los esfuerzos. Porque el teatro independiente es primero pasión y luego, como todos sabemos, es “a puro pulmón”. 000157534Los personajes van adquiriendo textura ante nuestra mirada, en tanto el actor del circuito comercial reclama por el vestuario y la escenografía que no llega, mientras el resto reafirma su compromiso aunque todos ellos sean de distinto “palo” -el actor popular y el clown, la actriz de la facultad y la cara linda, la asistente perfecta que conoce muy bien la letra y está dispuesta a realizar cualquier reemplazo. Mientras la musica contribuye a crear la atmósfera necesaria, la iluminación recorta el espacio lúdico para “convocar” al genio shakesperiano aunque también por momentos, abarca al grupo, como en la picadita, en el merecido impasse entre eñ una pequeña escena y otra. El elenco construye de manera perfecta a sus criaturas, con algunos pequeños altibajos que seguramente desaparecerán en las siguientes funciones. Es interesante de qué modo cierra este hecho teatral, lo que al comienzo era un ensayo a tres semanas del estreno luego, rompiendo la cuarta pared, cambia y nos interpela como sujeto espectador que somos (por razones obvias no ampliaremos). Seguir contra viento y marea: aquí estamos, simple actrices y actores, para inventar un mundo para que ustedes nos crean… Es el mundo del ritual, un mundo necesario para que nuestra imaginación lo transforme un “todo” de límites porosos, una realidad de la que somos parte. Una historia simple que contiene varias aristas, un relato que con humor e ironía nos deja mucho para pensar. 000157536

Ficha técnica: A propósito de la Tempestad de Martín Ortiz. Actuación: Magalí Antonowicz, Giannina Coello, Néstor Navarría, Gustavo Oliver, Federico Paz, Grace Ulloa, Guillermo Zeballos, Nadine Cifre. Vestuario y Escenografía: Jorgelina Herrero Pons. Iluminación: Eduardo Safigueroa. Fotografía: Gabriel Reig. Diseño gráfico: Nomade / www.paginanomade.com Producción Ejecutiva: Marcela Fraiman. Asistencia de Dirección: Nadine Cifre. Prensa: Pato Rébora, Dirección y Puesta en Escena: Martín Ortiz. El Crisol. Estreno: 05/05/2017. Duración: 60′.

1 Fragmento de La Tempestad de William Shakespeare

La Guiada de Gustavo Tarrío y Aldana Cal

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La Guiada de Gustavo Tarrío y Aldana Cal

Una visita guiada creativa y necesaria para todas las edades

la guiadaAzucena Ester Joffe

El punto de partida de esta original visita La Guiada comienza en el foyer del Cervantes, recorrido que nos llevará por la tres salas para pasar luego al “lado B” del edificio, ese que habitualmente está vedado para el público. Una propuesta inteligente que atrapa desde el inicio nuestra atención sin importar la edad del público.

000157356Nuestro Guía está algo alterado, todo le sale mal y confunde los datos, reconoce no tener el mejor de los días, con su banderita en mano nos va introduciendo en un relato asistido por la Jefa de Escenario, el Utilero y el Acomodador. Cuatro personajes cotidianos, trabajadores de la institución, que van cruzando de forma precisa la historia -desde fines del siglo XIX cuando llega por primera vez a Buenos Aires, María Guerrero encabezando la compañía que dirigía junto a su esposo,…- y la actualidad; lo público y lo privado -el nieto no reconocido por Guerrero, Fernando Fernán Gómez,…; la metateatralidad y lo real -dejaremos un audio con el dato de nuestro lugar de nacimiento,… Un todo que encastra perfectamente mientras el elenco nos hace habitar cada espacio e intervenir de forma espontánea a esta joya arquitectónica, en tanto escuchamos:

Diez ciudades españolas trabajaron para el suntuoso teatro: de Valencia, azulejos y damascos; de Tarragona, las losetas rojas para el piso; de Ronda, las puertas de los palcos copiadas de una vieja sacristía; de Sevilla, las butacas del patio, bargueños, espejos, bancos, rejas, herrajes, azulejos; de Lucena, candiles, lámparas, faroles; de Barcelona, la pintura al fresco para el techo del teatro, de Madrid, los cortinados, tapices y el telón de boca, una verdadera obra de tapicería que representaba el escudo de armas de la ciudad de Buenos Aires bordado en seda y oro…1

Así descubrimos cada detalle, cada ornamento, el águila bicéfala por doquier, cada historia mínima… Primero, sala principal María Guerrero y todo su esplendor; luego, a modo de un brevísimo musical acompañado por un piano, accedemos a la escalera que nos conduce a la Luisa Vehil o Salón Dorado, allí podemos observar la escenográfica de La savia. Después llegamos a la sala más pequeña donde funcionó la confitería, la Orestes Caviglia, y como un grupo está esperando para comenzar su “ensayo” es necesario que una persona del público reemplace al actor que aún no ha llegado. A posteriori ocupamos uno de los palcos de la sala grande mientras en el escenario están “probando sonido” y nos divertimos escuchando cantar al ritmo de la cumbia. Por último, ingresamos al sector de los camarines y al patio de actores para estar entre “cajas”, entre bambalinas, donde los actores y actrices pueden seguir lo que sucede en el escenario en tanto esperan su turno para ingresar a la ficción que se está desarrollando. 000157358Con ductilidad el elenco construye esta particular narrativa, el humor y la expresividad gestual se conjugan con datos precisos, y a su vez estas criaturas queribles instalan preguntas difíciles de responder: ¿Cuán nacional es el teatro nacional? ¿Qué es lo que define a una nación? ¿Los pueblos originarios de ayer o los narcos de hoy? ¿Cuántos teatros se fueron construyendo y cuántos otros se están cerrando? Berta Singerman, Eva Franco, y otras figuras constitutivas de nuestro quehacer teatral, que tuvieron su momento de gloria en el Cervantes, surgen ante nuestra mirada dando cuenta de que cada coyuntura tuvo y tiene sus tensiones. La iluminación, la música y el vestuario terminan por cerrar el clima festivo que es también un merecido homenaje a los artistas que son parte estructural de cada rincón de este Coliseo

En cada parada de esta deriva descubrimos al Teatro Nacional desde adentro, y también nos permite reflexionar sobre el momento actual de la cultura, en general, y sobre el teatro, en particular. Una experiencia necesaria para la construcción de nuestra memoria colectiva que da cuenta que el Teatro Cervantes está vivo y es parte de nuestra identidad nacional.000157359

Ficha técnica: La Guiada de Gustavo Tarrío y Aldana Cal. Elenco: Nicolás Levín (Guía), Milva Leonardi (Jefa de Escenario), Gustavo Di Sarro (Utilero), Marcos Krivocapich (Acomodador). Producción: Poli Bontas. Coreografía y colaboración artística: Virginia Leanza. Música Original: Pablo Viotti: Iluminación: Fernando Berreta: Arte y Vestuario: Endi Ruiz. Dirección: Gustavo Tarrío. Teatro Cervantes. Estreno: 29/04/2017. Duración: 60′.

El cuerpo de Ofelia de Bernardo Cappa y Pedro Sedlinsky

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El cuerpo de Ofelia de Bernardo Cappa y Pedro Sedlinsky

Shakespeare, Hamlet y el eterno retorno de los vericuetos del poder

Las ropas, huecas y extendidas, la llevaron un rato sobre las aguas, semejante a una sirena, y en tanto iba cantando pedazos de canciones antiguas, como ignorante de su desgracia, o como criada y nacida en aquel elemento. La Reina, 96

aficheofeliaAzucena Ester Joffe, María de los Ángeles Sanz

La presencia de Shakespeare en la cartelera porteña es una constante que abarca varios períodos de nuestro campo teatral. Shakespeare siempre es un autor que nos permite desde la expresividad de su escritura leer entre líneas un presente que nos convoca desde la escena. Bernardo Cappa y Pedro Sedlinsky intervienen una de las piezas más transitada por la dramaturgia argentina, Hamlet, y la fragmentan y acercan a nuestra intensidad para poder desde la deconstrucción romper las acciones pero no el sentido, ofreciéndonos un texto que nos interpela todavía sobre las relaciones humanas más primarias: el amor, el odio, la lealtad, la ambición, el deseo, el incesto, la venganza. De la teatralidad buscada por el personaje original, a la irrecuperable teatralidad del Hamlet de la pieza, que no puede llevar adelante su deseo porque los actores no llegan, los dramaturgos construyen un sujeto de venganza, que tiene con relación a los hechos un tempo que pareciera jugar en contra de su objetivo. Un vestuario contemporáneo, ruptura de la cuarta pared que busca la complicidad del espectador, tics y giros que nos hablan del contexto político actual, son algunos de los elementos que además de un humor cínico y negro, nos llevan a seguir un ritmo de actuación que no decae y nos tiene en una atención permanente hasta el final. La escenografía de Héctor Calmet elige una disposición espacial que produce como en el mejor cuadro barroco una profundidad de la mirada, y nos obliga como público a salir de la pasividad de un cuadro plano a establecer un juego visual de varios puntos de fuga. Establece además un contraste necesario para su poética con los colores del vestuario negro para la mayoría de los personajes sobre el rojo fuego del féretro que preside el primer nivel espacial. foto3Un vestuario que desde su contemporaneidad nos mira desde un presente tan complejo como el que narra la obra. El segundo que se esconde tras una gruesa cortina también negra que cubre la caja a la italiana, nos propone la sala donde esperan se produzca la esperada representación que no llega, y que luego obligará a todos a un desplazamiento hacia arriba, donde un televisor que no registra imagen, funciona como decepción de ver aquello prometido, y como espejo cóncavo tan caro a la estética de la desmesura. Ofelia es como en la trama de Shakespeare una víctima propiciatoria de la luchas por el poder. Su cuerpo que aparece y reclama justicia, sin embargo, en la propuesta de los autores da cuenta de la posibilidad de las infinitas Ofelias que pueden a lo largo del tiempo tomar su lugar. Como siempre habrá una Antígona que clame por una ley que es irrevocable, habrá también una Ofelia que se encuentre perdida en el medio de un entramado político que la excede. La música original de Damián Ferraro y Emiliano Salvatore nos trasladan en el tiempo, y conforma el clima necesario para acompañar las acciones que tienen un excelente desempeño de los actores, donde todos y cada uno llevan adelante con talento la carnadura de su personaje. Una coralidad que sostiene su ritmo sobre la muy buena performance de cada una de las individualidades en escena. Una lectura interesante y productiva sobre una textualidad que no parece agotar sus posibilidades y que cada vez más se enriquece con la mirada de una dramaturgia que se permite un respeto irreverente, que quiere socavar una sola dimensión para darle finalmente una textura construida a partir de infinitas capas de sentido. fotoofelia

Ficha técnica: El cuerpo de Ofelia de Bernardo Cappa y Pedro Sedlinsky. Actúan: Antonella Bessone, Pablo Chao, Gastón Courtade, Natacha Delgado, Mayra Melina Galván, Diego Gens, Aníbal Gulluni, Maia Lancioni, Germán Parmetler, Jorge Prado, Micaela Racciatti. Músicos original y en escena: Damián Ferraro y Emiliano Salvatore. Dirección de arte e iluminación: Héctor Calmet. Realización de escenografía: Fernando Díaz, Operador de luces: Germán Giacalone. Vestuario: Pía Drugueri. Diseño gráfico y fotografía: Fernando Lendoiro. Video: Ramiro Antico. Producción Ejecutiva: Rosalía Celentano. Asistencia de dirección: Verónica Dubiau. Colaboración en la dirección: Pedro Sedlinsky. Dirección: Bernardo Cappa. Espacio de gestación: Andamio 90. Estreno marzo 2017.

Bibliografía:

Shakespeare, William, 2000. Hamlet, Macbeth. Buenos Aires: Editorial Biblioteca de Literatura Universal.

Tebas Land de Sergio Blanco

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Tebas Land de Sergio Blanco

GERARDO [lee]. Esfinge. En la mitología griega, la Esfinge era un monstruo de destrucción y mala suerte […] Fueron muchos los que fallaron en dar la solución, hasta que Edipo, el hijo olvidado de Layo y Yocasta que había sido abandonado por sus padres en otras tierras, llegó a Tebas del extranjero sin saber que estaba en la patria de sus padres, e interpretó correctamente el enigma…tebas land

Azucena Ester Joffe

La tragedia de Edipo continua siendo un punto de partida para la creación, y desde su título la obra, Tebas Land, aglutina varios sentidos. La escritura dramática de Sergio Blanco, dramaturgo franco-uruguayo, es profunda y polifónica -Dostoievski, Maupassant, Kafka, también Freud y Lacan, y logra concentrar en el asesinato del padre el punto de encuentro entre el pasado y el presente. En cada intersticio de esta “autoficción”, el mito de Edipo sobrevuela atravesando siglos de historia. No es una revisitación del clásico de Sófocles, Edipo Rey, pero sí nos acerca al Edipo, hijo de la fortuna (1967) de Pier Paolo Pasolini1. Porque en este último lo trágico, producto de una sociedad determinada, está en el individuo y este sujeto trágico, el parricida, es el que se construye en escena. La estructura del texto dramático está ordenada en cuatro cuartos y su prórroga o tiempo suplementario, como en un partido de básquet, en donde el arbitro no es un personaje sino que está omnipresente, como un sistema de vigilancia panóptico que nos incluye.

El joven Martín Santos -haciendo referencia a San Martín de Tours- ha crecido entre la dureza de algún barrio marginal y la violencia doméstica, apenas sabe leer y hoy su tiempo está detenido en la cárcel, interna y externa, que lo habita. Mientras, L. -en referencia a Lautaro- es un escritor famoso que vive en París y está obsesionado por la escritura de su obra teatral sobre el parricidio, tratando de tener en cuenta la ética moral y las posibilidades escénicas sin caer en golpes bajos y sin tomar una actitud discriminatoria. Los breves encuentros entre los dos hombres -el dramaturgo y el preso, con vivencias totalmente distintas, se producen en la prisión en los límites fijos de una pequeña cancha de básquet. Ellos son como las fuerzas que se atraen y se repelen, con algo de miedo, distanciamiento y de cierta violencia contenida, pero esa distancia se va acortando para establecer una relación más intensa y con momentos de seducción.

Al ingresar a la sala los espacios lúdicos están bien definidos, a un lado, el institucional con la doble cárcel -la cancha de básquet- y, por otro, el espacio casi íntimo para la creación.

Lautaro Perotti de manera perfecta le otorga a su criatura, L., la credibilidad necesaria para contarnos su experiencia; al romper la cuarta pared de forma convincente nos introduce en una “realidad” que es pura ficción. Un relato en primera persona se presenta como autobiográfico, sobre las idas y vueltas que tuvo que sortear, a nivel personal e institucional, para poder tener un acercamiento con el joven parricida. De este modo, la metateatralidad se plantea como un punto de fuga para poder acceder a un tema por demás escabroso. El escritor mide sus palabras y controla sus emociones intentando no involucrarse. Luego, realizará el casting necesario para encontrar al actor que le dará cuerpo y voz al recluso e irá construyendo su texto a partir de los encuentros en el presidio. Gerardo Otero de manera impecable y visceral construye a ambos jóvenes -Martín / Gerardo, con la ductilidad necesaria para pasar de una “realidad” a otra. En tanto Martín es un personaje complejo, su discurso verbal y corporal denota una vida difícil desde su tierna infancia. Hablar del juicio y de la reconstrucción del crimen lo atormenta porque lo ha sumido en una especie de limbo. Para la sociedad él es peligroso, para él la sociedad lo ha expulsado y hundido en un “tiempo muerto”. Gerardo, el actor, sin mucha experiencia y algo inseguro intentará ir moldeando al personaje a partir de los ensayos: la tragedia personal de otro joven que no conocerá. Apropiarse de dicho material no le será tarea fácil y se pregunta: ¿Edipo fue finalmente un parricida o tiene atenuantes por no saber que a quien asesinaba era su padre? ¿Martín (el recluso) es un parricida o fue legítima defensa su crimen? El contraste y la asimetría entre ambos seres –el condenado y el actor- es contundente.tebas land 2

La foto junto a su padre a los 10 años, las fotos del crimen, los informes médicos y forenses, el registro visual constante y las proyecciones en la pantalla duplican los puntos de vista, como recordándonos que siempre en cualquier imagen visual y/o auditiva hay un recorte, una mirada, una construcción, y deja instala la pregunta: ¿qué es real? Las coordenadas espacio temporales -jueves, viernes, la semana pasada, en el tren,…- nos anclan en un relato que nos deja sin aliento desde su inicio. La precisa iluminación recorta ambos espacios y de manera sutil envuelve a los personajes, a veces, dejando en penumbras al resto y, en otras, dejando en descubierto al público. Las ráfagas de humor, la canción de Sandro –Por ese palpitar / que tiene tu mirar / yo puedo presentir / que tu debes sufrir / igual que sufro yo / por esta situación / que nubla la razón / sin permitir pensar…– son también un punto de contacto y, en especial, de alivio para el espectador.

Tebas Land plantea un gran desafío: intentar ponerse en la piel del otro, no justificándolo sino dando cuenta que la violencia constitutiva de nuestra sociedad produce a estos “homicidas” que tienen quizá «la culpabilidad de la inocencia». La dirección de Corina Fiorillo2 acepta el riesgo y pone en escena un hecho teatral sin fisura, donde las aristas pueden verse bajo el prima que cada uno elija. Por lo tanto, nos involucra y nos conmueve como sujeto espectador.

Ficha técnica: Tebas Land de Sergio Blanco. Dirección: Corina Fiorillo. Actúan: Gerardo Otero, Lautaro Perotti. Asistencia de dirección: María García De Oteyza. Escenografía: Gonzalo Córdoba Estévez. Asistente de Escenografía: Lull Peralta. Iluminación: Ricardo Sica. Asistencia de Iluminación: Lucía Feijóo. Prensa: Marisol Cambre. Fotografía: Fabián Pol. Coach de movimiento: Vivi Iasparra. Imagen gráfica: El fantasma de Heredia. Producción: Jonathan Zak y Maxime Seugé. Timbre 4: sala México. Estreno: 10/03/2017.

1 Pier Paolo Pasolini para su film se basó en Edipo rey y en Edipo en Colono de Sófocles.

2 Tomado de la gacetilla de Prensa: “Tebas Land está basada en el principio de la duda, del desnudo como criterio, de la dualidad como guía. Nuestro trabajo está enfocado en la cruda realidad de desnudar nuestros artificios teatrales para hacerlos reales. La obra tiene la complejidad de lo primitivamente sencillo, el origen de las cosas, la crueldad de la palabra sin artificio. Deseamos construirnos en nuestro propio ‘transcurrir’ con y sin artificios, con los dramaturgos finales que son los públicos en comunión con la puesta.”

La Rascada, un teatrito de las orillas de Andrés Binetti

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La Rascada, un teatrito de las orillas de Andrés Binetti

13537550_279094532443003_9076611177184840147_nAzucena Ester Joffe, María de los Ángeles Sanz

Lejos del centro, de la calle Corrientes y sus luces de seducción, en la Costanera sur, un espacio donde aquellos que habitaban los márgenes trataban de sobrevivir a partir de algunas habilidades, con escasez de talento pero desbordando de necesidad y desamparo, se encuentran en singular comunión un grupo de artistas de varieté, que esperan con ansiedad la llegada de aquél que les dará sentido a su vida; el público. La situación temporal, 1956, un año después del derrocamiento de Perón, fecha que en el recuerdo de la productora y directora del lugar, será un tiempo alejado de la bonanza de años anteriores, cuando los espectadores pasaban con sus mesas la frontera del deseo. Andrés Binetti junto al grupo de estudiantes de UNA presenta en ese mismo espacio, un grotesco particular, donde la risa, el llanto y la tragedia tejen su encrucijada, para dejarnos un gusto en la boca entre amargo y dulce, al comprobar que más allá del desastre, la contención entre pares se hace presente. Entre bambalinas y escena, la mirada del espectador se divide, para asistir doblemente a un espectáculo que no le niega los pliegues de su tejido. Los quince integrantes del grupo tienen cada uno o en parejas, su momento de lucimiento individual, y en conjunto son una galería de extraños personajes construidos para dar cuenta de la miseria y el desamparo de una profesión, que se ofrece como el paraíso y rara vez ofrece el cielo. La frase, “los artistas un día comemos faisán y al otro día las plumas”, se reitera como muletilla ejemplificadora de una situación permanente de precariedad. Con una actuación donde la corporidad es una presencia mayor que el peso de la palabra, con el gesto irregular y en permanente desequilibrio que requiere la poética que abordan, desde el comienzo de las secuencias una coreografía se dibuja en el espacio, que hace que todos se muevan al unísono, sólo separados por la promesa de alguien sentado a la mesa, esperando un momento de diversión barata. El vestuario y la escenografía con un buen diseño ambos, anclan en su concreción la temporalidad que enuncian, así como las cualidades y desempeños de los personajes que encarnan los actores.

Una teatralidad dentro de otra, que se nos presenta en la multiplicidad de sus posibilidades, que nos muestra un mundo subterráneo no por la presencia en el escenario perdido en el continente de las luces del centro, sino porque nos hace testigos de las necesidades de sus protagonistas, las más oscuras y silenciadas. El muñeco que no es tal, la mujer perro, la diva que nos ofrece su hermosa voz, el tango mimado que encierra una historia de amor imposible, todos y cada uno huérfanos y hermanos del desamparo reunidos en la cena de la sopa misteriosa de la miseria. Un mundo que Mauricio Kartun describe con exactitud y piedad en su Escritos (1975 – 2005) bajo el título de “Tristezas de género ínfimo”:

Son los artistas del Balneario Municipal, las variedades del tablado, que acaban su rutina del día y vuelven a paso vivo buscando la avenida Belgrano en la que encarar algún transporte tardío, algún ómnibus de la corporación que circule todavía, o un auto colectivo. Llevan en los bolsos de lona sus uniformes sudados que orearán en la pieza de la pensión: el esmoquin brillante, el acampanado vestido español, el turbante. (Kartun, 2005:185)

Hoy otros espacios expanden la necesidad, cuando vemos en los subtes de Buenos Aires, magníficos intérpretes a la gorra, junto aquél que lleva adelante el numerito que le dará con suerte de comer en el día a día de su vida.

13900130_298972573788532_6858462022633417820_nFicha técnica: La Rascada, un teatrito de las orillas. Elenco: Verónica Alegre, Fabio Camino, Esteban Ciulla, Laura Domínguez Lase, Ana Carolina García, Santiago García Ibañez, Camilo Leiva, Vivian Luz, Juan Francisco Reato, Roco Suárez, Joaquín Saldaña, Annabelly Sánchez García, Selene Scarpiello, Victoria Zaccari y Fernanda Zappulla. Luces: Francisco Varela y Moshe Maya Duarte. Escenografía: La Rascada. Realización escenográfica: Emilio Muñoz. Vestuario: Laura Sol Gaudini. Asistencia de dirección: Mercedes Ferrería. Dramaturgia y dirección: Andrés Binetti. UNA Dramáticas: Sede French. Estreno: 03/07/2016. Duración: 70′.13450920_275196489499474_8302300987892654036_n

Bibliografía:

Kartun, Mauricio, 2005. Escritos 1975- 2005. Buenos Aires: Editorial Colihue – Teatro.

Las fotos son gentileza de La Rascada: https://www.facebook.com/larascada/ [18/08/2016]