«Un cielo oscurecido» y otros cuentos de Marta Casale – Reseña

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Reseña

“Un cielo oscurecido” y otros cuentos

Marta N. R.  Casale

Páginas 79

Buenos Aires

Editorial Dunken /2023

Mariángeles Sanz Vélez

sanzm879@yahoo.com

Hay un mundo subjetivo, por momentos oscuro, por momentos necesitado de ser expuesto con claridad, en los relatos que Marta Casale construye con elementos que van tejiendo realidades diversas, en escenarios distintos, con personajes que atraviesan situaciones de encierro, a veces, aún a campo abierto, como en “Espera”, el cuento que inicia la zaga.

“El tiempo parece detenido; solo algún auto, que avanza por la ruta y pasa como un rayo, abriéndose paso en la noche con el motor rugiendo, da un impulso a las manecillas que parecen mantenerse siempre en el mismo lugar” (14)

 Porque lo que describe no tiene que ver tanto con el afuera de las situaciones, con la descripción de un contexto constitutivo de ese momento único, sino por el contrario, todo lo narrado está develado a partir de ese cielo personal que cubre lo sucedido. El miedo, la incertidumbre que cubre al personaje, es el mismo que nos cubre ante lo desconocido del presente de la enunciación.

“A medida que avanzo, el asedio se siente más en el aire y transforma el paisaje hasta hace poco familiar. Las calles están más desiertas, hay muchos autos en las avenidas y una urgencia diferente que se adivina en el modo de caminar, la cabeza baja, el celular pegado a la oreja en busca de información” (Final de Jornada, 16)

Esa intimidad, nos acerca a esas vidas comunes, sin estridencias, que sin embargo guardan como tesoros, esos instantes donde todo parece propio, imposible realidad que le toque a otro cuerpo, femenino o masculino. Instantes, fotos, o pequeños flashes, filmes de cortometraje, que nos piden un suspenso en la realidad cotidiana, para ingresar como voyeurs en las de ellas / ellos, y aceptar una complicidad literaria que nos aproxime al universo de la autora, a su universo imaginario.

Sus personajes presos del secreto de sus vidas, sin embargo se mueven, viajan, se mudan, se imaginan nuevos recorridos, en territorios nuevos, no permanecen físicamente quietos, porque lo que sí permanece es el recuerdo, una memoria que retorna, para darle al presente una carnadura, una densidad que no pareciera tener. Memoria, recuerdos. Los personajes no siguen un estereotipo sino que van creando uno a medida que aparecen en cada uno de los relatos. En ellos el miedo, la desconfianza, la intriga, la sospecha; desarrollando historias que abarcan temas como: la huida, la soledad, el miedo, la desilusión, el crimen, la enfermedad, la muerte. Temas que se condicen con un momento de encierro de todos, que nos deja inconscientemente espacios pequeños, delimitados, que añoran en viajes posibles, la verdad de una nueva vida.

Un lenguaje rico y a la vez claro, que describe las acciones en palabras / imágenes que nos hacen recorrer con la lectura esos universos imaginarios. Vemos las situaciones y las personas que las protagonizan delante de nuestros ojos a partir que estos se diluyen en la escritura. Los vemos y los sentimos transitar sus emociones, y en su narrativa nos introducen en su pequeño mundo privado.

“Después de contárselo, me sentí aliviada. También Leonor pareció sacarse un peso de encima. Me tomó la mano y estuvo a punto de decir algo, pero cambió de idea enseguida y se quedó en silencio, la vista perdida en la habitación.” (“La otra mujer”, 61)

El relato que le da nombre al conjunto de textos “Un cielo oscurecido” guarda tal vez, muchos de los procedimientos indicados. Allí todos los elementos se conjugan para transitar hacia un final inesperado, que nos produce sorpresa y horror. Las imágenes nos sobrevuelan como las mariposas y su latente significado. Almas que nos acompañan. Un espacio, el cementerio. Una historia cargada de miedo: ante el fracaso, la desilusión, el desgaste, el amor que se vuelve costumbre, que reitera sus gestos vanos, sólo llenos de vacío. La muerte como una forma de eternizar los sentimientos, inalterables en el recuerdo, puros, sin mácula, sin tiempo en el tiempo. Un amor romántico que se transforma en otra cosa, en enfermedad del alma.

“Lo de ellos había sido bueno, había sido hermoso…y había terminado. Era eso lo que lo volvía hermoso, que hubiera terminado. Rápida y definitivamente. (…) Así había sido con Elina y así sería con Patricia, justo un año después, dentro de pocas horas. Perpetuadas ambas en el recuerdo, con la belleza infinita de un momento de amor en el que ambos se habían sentido uno” (70)

Las imágenes que acompañan a los sentimientos, en este caso el vuelo de las mariposas negras que van oscureciendo el cielo, son como la escenografía de un encuentro de los personajes consigo mismos. Allí, en esos espacios diversos, que la textualidad de Casale teje con maestría, los vemos ser ellos mismos, y verse ellos mismos sin el espejo deformante de la mirada ajena.

De lectura fácil, que seguimos con creciente interés, “Un cielo oscurecido” y otros cuentos, es como la epifanía de una escritura que reclama seguir construyendo paisajes  e instantes nuevos, para a la vez construirse a sí misma como posibilidad de encuentro con el otro, el lector.

Un comentario »

    • Hola Marta, disfruté mucho la lectura, que me invita a una segunda mirada, siento que mucho de lo que sentí no lo pude expresar, pero está ahi, esperando por mí otra vez, Eso no pasa siempre. te mando un abrazo.

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