«Gaslight», la manipulación sutil

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“Gaslight”, la manipulación sutil de

Patrick Hamilton

Un thriller en dos actos o el poder sutil de la palabra y su violencia

Mariángeles Sanz Vélez

sanzm897@yahoo.com

En la sala de “Hasta Trilce” tuvo lugar el reestreno de “Gaslight”, la manipulación sutil, el thriller psicológico dirigido por Carolina Perrota. La pieza original le pertenece a Patrick Hamilton y fue estrenada en 1938, para luego pasar al cine dos años después. Ambientada en la Inglaterra victoriana, nos sitúa en un ambiente de clase alta en decadencia, donde desde el comienzo todo se nos presenta como en puntillas de pie. Una mujer enamorada, -restringida a las tareas que la sociedad represiva le impone,- asustadiza y enferma; un marido que a través de gestos y palabras hábilmente escogidas manipula su vida, (1) dos sirvientas que son testigos involuntarios de una tragedia que se teje ante sus ojos, y un detective, ya lejos de la policía como corresponde al género negro, y que no descansará hasta encontrar al culpable de un crimen cometido veinte años atrás, y que en esa búsqueda se convertirá en héroe y salvador de la mujer.

La puesta a la que asistimos, reproduce el clima y el ambiente de la época, y nos presenta una situación que desde el principio nos anuncia que algo no está bien en ese “hogar”. Desde la escenografía realista, algo desentona, y son las sillas tiradas y dadas vueltas como indicio preliminar de una situación poco ordenada. La fragilidad en las palabras y los gestos de la esposa, la Sra Manningham, Bella; el cinismo y la frialdad del esposo, nos van sumergiendo en una espiral donde la locura sobrevuela, desde el recuerdo de la fatalidad de un legado, la madre de ella  que también sufrió trastornos mentales y murió en un psiquiátrico, y en los actos impacientes de él que quiere a toda costa profundizar el malestar.

Un misterio se teje en torno de la pareja, y su relación ha sido vista como ejemplificadora para el estudio de la manipulación de una persona sobre otra, a través de pequeños gestos, de reiteradas actitudes, de sombrías presencias. Las actuaciones son muy buenas, la de ella, Julieta Bermúdez, crispada en un comienzo, entre el miedo y la duda sobre su estado racional, nos increpa, nos incomoda, cuando vamos comprendiendo de su entrega sin luchar a un estado de cosas que la llevarán a un destino trágico; la de él, Matías Durini, fría y sistemática, a la manera de la flema británica, nos convence de la perversidad del personaje, para pensar que algo se está pudriendo en Dinamarca; el detective, Gonzalo Álvarez, en una muy buen performance, donde aparece una pincelada de humor, juega su papel de investigador, que busca entrelíneas, la punta de un ovillo que hace veinte años quiere resolver, muy bien también los personajes de Susana Miraglino y Fiorella Muzzo, en esa imagen de espejo entre la buena y la mala servidora de la casa, entre la lealtad y la traición.

Desde la música que nos recibe cuando entramos a la sala, todo va creando una situación, desde allí nos atraviesa una atmósfera interrogativa sobre lo que luego se va a desarrollar, nos va llevando como corresponde en un thriller a un desenlace, que si bien parece tener un final feliz, nos deja en el último apagón la duda necesaria sobre el destino de la protagonista. La luz de gas se apaga, y comienzan entonces las preguntas.

  • A partir del estudio de la película, la psicología reconoce el término gaslighting como hacerle “luz de gas” a alguien; intentar que dude de su razón o juicio mediante una prolongada labor de descrédito de sus percepciones y recuerdos.

Ficha técnica: “Gaslight”, la manipulación sutil de Patrick Hamilton. Actúan: Gonzalo Álvarez, Julieta Bermudez, Matías Durini, Susana Miraglino, Fiorela Muzzo. Dirección: Carolina Perrotta. Diseño de escenografía: Micaela Sleich. Diseño de vestuario: Victoria Chacón. Diseño de luces: Stefany Briones Leyton. Set Electro: El Oso Sequeira. Diseño sonoro: Ezequiel Giraldez. Diseño gráfico: Lucila Gejtman.. Fotografía: Nacho Lunadei. Asistencia de dirección: Sofía Prina. Prensa y comunicación: Giacani – Lauro. Teatro: Hasta Trilce.

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