Colaboración y Tomar partido de Ronald Harwood

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Colaboración / Tomar partido de

Ronald Harwood

Armida Córdoba
armida.cordoba@gmail.com

000203922Colaboración

 

Si seguimos la trayectoria de la textualidad, tanto narrativa como dramatúrgica de Ronald Hardwood (1) se hace evidente su recurrencia en una temática, la que se relaciona con la Segunda Guerra Mundial y con el sufrimiento humano bajo la Alemania nazi. Esto le sirvió de inspiración para realizar el guión de la película El Pianista (The pianisto, 2002), dirigida por Roman Polanski y basada en la autobiografía de Wladyslaw Szpilman, pianista polaco, compositor y superviviente judío del Holocausto.

Colaboración y Tomar partido son dos obras dramáticas de nuestro autor representadas con un intervalo entre ambas en la Sala Casacuberta del Teatro San Martín. Ambas nos introducen en las vidas de personajes reales que vivieron y sufrieron la tortura y la persecución del Nacionalsocialismo alemán.

Colaboración (Collaboration, 2008) cuenta la historia personal y profesional del compositor alemán Richard Strauss (Osmar Núñez) y el escritor austríaco Stefan Zweig (Boy Olmi), relación que inspiró la ópera bufa La mujer silenciosa, estrenada en 1935, a partir de una versión libre de un original de Ben Johnson. La narración, imaginada por Harwood, transcurre entre 1931, antes de la asunción al poder de Adolf Hitler y 1948, en la posguerra.

Supone los posibles diálogos que surgieron en la época hitleriana entre el famosísimo compositor y músico Richard Strauss y su escritor/libretista Stefan Zweig, mientras ambos componían dicha ópera. Como Zweig era judío tuvo que mediar un permiso especial de Adolf Hitler para estrenarla. Dentro de la cultura alemana de la época quedó prohibida la obra, pese al gran éxito obtenido desde su presentación. Cuando Strauss intentó hacer una segunda ópera con el escritor la Gestapo, con su crueldad e intolerancia, interceptó las cartas que le dirigía, hecho que causó la ruptura de las relaciones de Strauss con los nazis.

La puesta en escena realista nos muestra el predominio de colores blancos y grises en sillones, mesas, teléfonos, tanto en la casa de Strauss como en la de Sweig, salvo en su escritorio, donde los lomos de los muchos libros dan un toque de color al que imitan el cuero gastado por las muchas lecturas de una biblioteca familiar.

Tomar partido (Taking Sides, 1995), sucede en 1946, en los meses posteriores de terminada la Gran Guerra y da cuenta de la crueldad del inquisidor -y la consiguiente tortura psicológica. En un gran duelo actoral- en momentos en que el comandante Steve Arnold (Boy Olmi) investiga la vida y el progreso de un artista, en este caso el del gran director de orquesta alemán Wilhelm Furtwängler (Osmar Núñez) al que se acusa de dar todo su apoyo al Partido Nazi entre 1933 y1945, cuando el Tercer Reich se daba a la tarea de eliminar cualquier atisbo de influencia judía en el arte. El director rechazó siempre al Nacionalsocialismo, rechazo que prevaleció hasta su muerte.

000203924 Tomar partido

Ambas propuestas, con la muy buena traducción de Jorge Fondebrider y la excelente dirección de Marcelo Lombardero, son plasmadas en la escena por las magníficas y comprometidas actuaciones de Osmar Núñez, Boy Olmi (sus protagonistas), Lucila Gandolfo, Néstor Sanchez, Sebastián Holz y Romina Pinto. En Colaboración se lucen en el canto Vicky Gaeta, en el piano Mariano Manzanelli y la violinista Agostina Sámpolis interpretando un fragmento de la ópera La mujer silenciosa.

Encontramos en las dos piezas la excelente y muy creativa escenografía muy acorde con la atmósfera y el ritmo de la época en Colaboración lo mismo que el vestuario. A media luz del comienzo de Tomar partido emerge un escenario circular en donde va a transcurrir la acción. Aparentemente es una oficina oscura, siniestra, por el que se desplaza Steve Arnold, el cruel interrogador, quien le da a su personaje una fuerza manifiesta y muestra, a través de la palabra y la actuación la intromisión de la violencia y el terror como uno de los recursos para intentar quebrar al director. Observamos en las dos obras la necesidad del escritor y de los artistas de expresarse respecto de algunos temas que han marcado a fuego la historia de la humanidad. La Sala Casacuberta, con su diseño especial, remite al ámbito griego, lugar donde el espectador, como aquí, no podía salir sin reflexionar.

(1)Ronald Harwood es un dramaturgo nacido en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, el 9 de noviembre de 1934; escritor y guionista cinematográfico de gran talento. Fue a vivir a Londres en 1951 para estudiar teatro, donde asistió a la Real Academia de Arte Dramático. Más tarde se unió a la Shakespeare Company de Sir Donal Wolf, uno de los grandes directores de Gran Bretaña. De 1953 a 1958, Harwood fue el vestidor personal de Sir Donald. Esa experiencia le inspiró para escribir en 1980 The Dresser (El vestidor), pieza que retrata las relaciones entre los miembros del pequeño universo de una compañía shakespeariana en gira por Inglaterra en medio de la Segunda Guerra Mundial y, en particular, la que mantienen el protagonista, un consagrado actor con su fiel vestidor. El vestidor se estrenó por primera vez en Buenos Aires en 1997 y se repuso en 2018, dirigida por Corina Fiorillo.

Ficha técnica: Colaboración y Tomar partido de Ronald Harwood. Traducción: Jorge Fondebrider. Elenco: Osmar Nuñez, Boy Olmi, Lucila Gandolfo, Romina Pinto, Sebastián Holz, Néstor Sánchez. Cantante: Vicky Gaeta. Pianista: Mariano Manzanelli. Violinista: Agostina Sémpolis. Diseño y puesta de sonido y video: Gabriel Busso y Marcelo Manente. Iluminación: Horacio Efrón. Vestuario: Luciana Gutman. Escenografía: Gastón Joubert. Coordinación de producción: Federico Lucini Monti, Lucía Hourest. Producción técnica: Emilia Martínez Dómina. Asistente de dirección: Tamara Gutiérrez, Lucas Pulido. Asistencia artística: Florencia Ayos. Asistencia de iluminación: Agustina Di Gracia. Asistencia de vestuario: Josefina Minond. Asistencia de escenografía: Martina Nosetto. Dirección: Marcelo Lombardero. Sala Casacuberta. Teatro San Martín.

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