La pasión según G. H de Clarice Lispector

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“La pasión según G. H. de

Clarice Lispector

Si me confirmo y me considero verdadera, estaré perdida, porque no sabría dónde encajar mi nuevo modo de ser; si avanzase en mis visiones fragmentarias, el mundo entero tendría que transformarse para que ocupase yo un lugar en él. (La pasión según G. H; Clarice Lispector)

Mariángeles Sanz

sanzm897@yahoo.com

Sobre el espacio escénico un artefacto de madera que simboliza el departamento del personaje, sobre él, una silla. El personaje entra y sale de escena mientras nos acomodamos y esperamos que su entrada sea definitiva. Por fin lo hace y se sienta antes de comenzar a hablar, a narrar, a relatarnos no una historia sino un estado de ánimo, una radiografía de una subjetividad enfrentada a sí misma, un ser en deconstrucción envuelta en una vida sin sentido.

Sentarse en la silla será sólo una de las posiciones que el cuerpo de la mujer tomará en escena, ella jugará con sus manos, sus ojos, su cuerpo todo en un concierto de expresividad que hará que un texto que casi es un ensayo de filosofía, nos seduzca y nos haga seguirlo a través de la voz y del recorrido intenso de un cuerpo. La actuación de Mercedes Fraile bajo la muy buena dirección de Marcelo Velázquez es excelente, nos trae y nos lleva por el laberinto de sensaciones del personaje, la enigmáticamente nula vida de G. H.

La Pasión Según G. H. es una novela que Clarice Lispector publicó en 1963, J. P. Sartre y Albert Camus, sobre todo este último, sobrevuelan el clima de la obra, le dan su atmósfera existencialista, y del absurdo de la vida,  la misma que aparece en La Naúsea de Sartre o El Extranjero de Camus. Con su no – estilo los personajes nos cuentan no su vida sino los pensamientos que los atormentan en un estado de conciencia activa. La adaptación que del texto hace el director nos permite encontrar los momentos de sorpresa y de humor, al mismo tiempo que sentimos las diferencias de clases que enlazan el relato, el racismo, el odio al diferente, al que se supone debe actuar de una manera, la que le adjudica el personaje y como se rebela al comprobar que puede lograr “un orden”, “un sentido” a su vida que choca con la vacuidad de la propia.  

El cuarto del que Janair “se apropia”,  según la mirada raci /clasista de G. H., dejando en las paredes su sello, su pintura; prolijo y en orden, es sentido por esta última como una ofensa a su persona. Ella que vive en el mismo vacío de una vida sin sentido, encuentra que su sirvienta tiene sobre su vida algo que supone le pertenece, el control. Las imágenes narradas se desdoblan en una pantalla a fondo de escena, donde aparece el personaje ingresando en ese espacio deseado y temido, reforzando la semántica con la secuencia de la cucaracha. Un recurso que permite el desarrollo de una mirada otra sobre el personaje, buceando no sólo en el fluir de su conciencia a través de las palabras, sino siendo testigos de sus acciones, de sus miedos en acto, de su singular persona.

Un texto tan interesante como inquietante de la escritora brasilera nacida en Ucrania que encuentra en su paso a la escena dramática la justa medida de su síntesis, y la expresión, la tensión necesaria en el cuerpo de la actriz, que construye su personaje en una multiplicidad de recursos, en la suma de una geografía, de una subjetividad atrapante.

Ficha técnica: “La Pasión Según G.H. de Clarice Lispector. Adaptación y dirección: Marcelo Velázquez. Actuación: Mercedes Fraile. Diseño y realización de escenografía: Ariel Vaccaro. Diseño de iluminación: Alejandro Le Roux. Diseño de vestuario y peluca: Paula Molina. Música original: Matías Macri. El dibujo de Janair: Rafael Landea. Diseño gráfico y fotografía: Fernando Lendoiro. Maquillaje y peluquería: Mónica Gutiérrez. Producción y realización audiovisual: Nico Di Cocco y Victoria Di Cocco. Fotografía y cámara: Damián Lastra Quintana. Edición y retoque color: Christina Steel. Producción ejecutiva: Rosalía Celentano. Prensa: Carolina Alfonso. Asistencia de dirección y de escena: Lucas Suryano y Milagros Previgliano. Duración: 60 minutos. El Portón de Sánchez.

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