«Tercero Excluido» de Gabriel Virtuoso

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“Tercero excluido” de

Gabriel Virtuoso

Lo importante es la construcción del relato.

Mariángeles Sanz

sanzm897@yahoo.com

Un pequeño pueblo en Santiago del Estero. Un festejo, los 400 años de su fundación. Una promesa, la llegada del presidente de la República Argentina Leopoldo Fortunato Galtieri, que se hará presente en el pueblo. Un remolino de sucesos se avecina entre las fuerzas vivas del pueblo, y aquél que ha dicho que Galtieri arribará. Un tiempo, 1981, en Buenos Aires, Teatro Abierto es el acontecimiento cultural que produjo una ventana a nuevos aires y nos dio la oportunidad de hacer presente la resistencia cultural, que entre las penumbras de la dictadura cívico militar que se inició en 1976, vibró y se expandió como un reguero de pólvora, hasta llegar en su vibrato a un pueblo perdido de provincia. Un contraste entre la cultura del lugar, representada por el viejo poeta Tuffel, y el recién llegado profesor de teatro porteño, Roberto, que trae al festejo las obras que conformaron el movimiento.

Una afirmación de Tuffel será la clave para la construcción de la intriga: “lo importante es la construcción del relato”; qué es como reconocer que la verdad es un constructo histórico, y la historia es una ficción teatral. Gabriel Virtuoso, no sólo escribe una obra de teatro de dinámico curso, donde la música es también identidad, sino una textualidad que se dispara hacia dos temáticas: la historia reciente, cuarenta años no son nada, y el homenaje a una disciplina artística que en aquel momento rompió fronteras, y a pesar de los riesgos ciertos, se atrevió a decir lo no dicho: el poder y el sometimiento, a través de metáforas, como afirma Roberto, pero que aclaraban lo oscuro, y por eso, el intento de la dictadura de apagar con fuego tanto atrevimiento.

La dramaturgia también nos demuestra una vez más que no es necesaria la solemnidad, ni el empaque para cantar las cuarenta, ni para decirle al espectador, al de hoy como al de ayer, que podemos pensar y mucho mientras nos reímos de nosotros mismos. Que tal vez sea la mejor manera de atrapar la atención, y que ciertas imágenes que se construyen como el relato que se teje con las palabras, tienen una fuerza escénica determinante. Porque el texto juega, y la dirección de Guillermo Ferraro profundiza en ese deseo, y hace que los personajes jueguen al mismo tiempo que nos van ubicando en una realidad extensa y cruel a lo largo y ancho del territorio nacional. Porque sin la presencia del poder, éste igual a través del miedo extendía sus tentáculos, y dominaba las instituciones, aún de los pueblos más pequeños de la Nación.

En escena a través de una escenografía funcional a las acciones, una ventana, un escritorio, una silla y un camastro, nos van ubicando en los diferentes espacios donde los personajes se mueven. Del mismo modo el vestuario, también nos da una semblanza de época. La relación de Chacho y Marga son también un homenaje a la pieza de Pavlovsky, “Tercero incluido”, donde la pasión amorosa de ella, choca contra la pared del deber y la locura de él. Paráfrasis y antítesis, el título, “Tercero excluido” nos señala, que en ese orden de terror, quienes estábamos dentro y quienes fuera, desterrados de nosotros mismos. Así el análisis de “Decir sí” de Gambaro, o el monólogo que Marga ensaya de “Desconcierto” de Diana Raznovich, no son piezas elegidas al azar, sino aquellas que más insistían en la censura y el miedo.

Un párrafo aparte para los actores, que con certeza y talento llevan adelante las situaciones; la construcción de personajes que se componen a partir de sus hechos, y sus afirmaciones, de la dialéctica entre unos y otros: hombres y mujeres,  porteños y provincianos, poderosos y humildes; seres todos deseantes en contradicción con el otro y con el poder, que los lleva al absurdo para imponer una presencia en la historia, a través de un relato que incluya a los vivos y a los muertos. Y otro para la música que acompaña la escena, que no sólo nos ubica en el espacio, sino que es una caricia para los oídos. Para concluir, en ese final de fiesta comunitaria, mitad deseo, mitad mascarada, que unifica aunque sea por un momento a todos con todos. Como dice el refrán: Pueblo chico, infierno grande.

Gabriel Virtuoso se fue a seguir su trabajo a otro plano pero nos dejó su sueño hecho realidad en esta obra, que nos habla de sus preocupaciones, de la búsqueda incesante de una poética que sumara, como en el Siglo de Oro español, el humor con la rigurosidad de una época, con las características de sus identidades. Un tema que él conocía muy bien. Y por otra parte, con la necesidad de no perder la memoria de las desgracias que supimos concebir, para que el pasado no sólo sea un fantasma que da miedo, sino una presencia que nos rescate de cometer los mismos errores, y a quien debemos el homenaje de nuestro recuerdo permanente. El mismo recuerdo que nos acompañara por siempre, el de su presencia, querido Maestro Gabriel Virtuoso. 

Ficha técnica: “Tercero excluido” de Gabriel Virtuoso. Actúan: Emilio Regueira (Tuffel), Nicolás Fabbro (Pocho), Fernando Atías (Chacho), Javier Echazú (Cadete), Marianela Bucafusco (Marga), Juan Manuel Romero (Roberto), Jazmín Ríos (Sra Martínez Polea), Pettu Salama (Panita) Gabriela Capurro (Nena) Dirección: Guillermo Ferraro. Asistencia: Camila Biglieri. Producción ejecutiva: Pettu Salama. Producción: Tres al fondo. Asesora en historia teatral: María de los Ángeles Sanz. Colaboración escenográfica: Amelio Cardozo Gil. Vestuarista: Virginia de los Santos. Coreografía: Laura Quinteros. Música original: Pepo Lapouble. Música en vivo: Damián Pinchetti. Diseño de luces: Diego Todorovich. Diseño gráfico: Lelia Tanuz. Teatro: Payró.

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