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Viernes Soledad de Leila Schmukler

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Viernes Soledad Dramaturgia Leila Schmukler

Sobre textos de J. M Coetzee

(…) Ayúdame, Viernes. No quiero ser, también yo, una mutilada. Nos están arrancando de la historia, Viernes. A ti te van a llenar de palabras que no son tuyas. A mí me van a borrar, o esconder detrás de un gran hombre. Nos están mutilando, Viernes. Nos mutilan día a día. Pero yo sé muy bien que no todo aquél que lleva la marca del naufragio se siente náufrago en el fondo de su corazón. (Viernes Soledad, Coetzee)i

María de los Ángeles Sanz

000187170 Soledad ViernesDel espacio de Crearte al teatro Belisario, el grupo que lleva adelante Viernes Soledad, vuelven con su relato de naufragio en un espacio diferente, en otra geografía que requiere ser descubierta. En ella dos almas perdidas en una isla, que esperan ser rescatadas del lugar o de una memoria que las ignora. Para ser recordadas apelan a la palabra, pero ésta le está negada a Viernes, porque su lengua está mutilada, y por lo tanto, su historia se pierde en las arenas de la playa, entre las aguas de ese mar que rodea más de un misterio. Para Soledad, que dialoga con el silencio de su acompañante y cuidador, le es imprescindible encontrar quien ponga en el papel, su historia, que la constituya en relato, y la deje ir por la ruta de la vida, para así constituirse como una subjetividad cierta. Leila Schmukler construye una dramaturgia que pone en el centro de la discusión el lugar que ocupa la palabra en la construcción de una identidad de género que vive postergada tras la voz de una sociedad patriarcal que ignora lo femenino, cuando no aparece tras la mirada del otro, es decir, del hombre. Soledad le pide al mar a través de las cartas que le arroja la llegada del escritor, de quien pueda poner en palabras su vida para que el mundo escuche su relato, por fin. En un espacio en penumbras, delimitado por sogas que conforman una enigmática carpa, los personajes desde una muy buena performance, desarrollan el relato del náufrago/ a, poniendo además de la palabra y sus variantes tonalidades y silencios, el cuerpo, instrumento necesario cuando la voz está acallada, apagada literalmente. Agostina Degasperi y Diego Schmukler, (en su doble papel de Viernes y el escritor) componen sus personajes con precisión,000186828 Soledad y Viernes aportando todos los elementos que nos permitan seguir también desde la mirada y construir con la imaginación, lo que no vemos con los ojos de los sentidos. Acompañados por la música original de Tomás Lidejover y la iluminación de Alejo Fanego que producen a su alrededor el necesario misterio, la pareja en desequilibrio de fuerzas nos trae desde la soledad de la isla a la reflexión sobre el arte, la escritura, el amor, el deseo, la mujer, la verdad y la historia. Si la historia de los leones siempre la cuentan los cazadores, necesitamos escribir la de los leones. Siempre hay un relato que el silencio grita entre los intersticios de las palabras dichas. La escritura, el teatro, son las herramientas que reponen ese silencio agobiante de quienes quieren pero no pueden expresar lo que sienten, los que les pasa y como llegaron allí; los que viven echando cartas al mar para que alguien, un escritor, pueda llevarlas a buen puerto. Una puesta que pone en acto una textualidad rica en interrogantes, y lo hace con un muy buen trabajo de actuación y dirección, con una buena síntesis entre la palabra y la voz del cuerpo, para disfrutar y pensar una vez que las luces se apagan.

Ficha técnica: Viernes Soledad dramaturgia de Leila Schmukler. Elenco: Agostina Degasperi y Diego Schmukle. Vestuario: Verónica Casanovas. Diseño de luces: Alejo Fanego. Música original: Tomás Lidejover. Fotografía: Mac Glaude. Asistente de dirección: Malena Lestani Kochen. Producción: Mailèn Di Gaetano. Dirección: Leila Schmukler. Duración: 50 minutos. Teatro Belisario.

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Incrustaciones o el paladar de la reina de
Chantal Thomas

Azucena Ester Joffe, María de los Ángeles Sanz
Una historia sencilla, lineal entre tres personajes que desarrollan una relación cargada de una tradición, madre, hijo y nuera. Una suegra que intenta por todos los medios recuperar para ella el sentido de su vida en la figura del hijo /objeto. Con una escenografía de muy interesante presencia, hecha desde la intertextualidad de la plástica (Kadinsky) como decorado y muy pocos elementos de utilería, las secuencias se desarrollan con una muy buena actuación de la actriz y su partenaire. Yanina Olocco bajo la dirección de Nela Fortunato, lleva adelante con solvencia y talento a través de los diferentes personajes que encarna la intriga, y construye un clima entre real y onírico, extraño y exótico, que sin embargo es absolutamente referencial para el espectador. Su trabajo con el cuerpo y la voz hacen que no sólo lo exterior cobre significación para marcar las diferencias, sino que es su cuerpo el que crea la ilusión de lo diferente. El uso de las máscaras denota el sentido hacia donde apunta la puesta: la vida es un mundo de apariencias que oculta el ingrediente siniestro en las relaciones más íntimas, aquellas que deberían ser las más contenedoras. Máscaras que permiten la ilusión de una vida tranquila y ordenada, con una armonía que es sólo un relato construido. La parodia a la institución matrimonial, a la felicidad del amor conyugal, y al discurso del psicoanálisis y por extensión al universitario en general es clave en ese triángulo familiar, dónde la ciencia no ayuda a ver al personaje femenino la edípica relación entre su marido y su suegra, distracción que surge entre el abismo de la palabra escrita y la realidad concreta y que pagará con un precio definitivo. Perversidad, manipulación y un juego triangular entre dos mujeres que tienen al mismo sujeto como objeto de deseo. La metáfora de los crustáceos en el fondo del mar revela la incrustación de un personaje no deseado en la pareja, y es además la visión de su propio destino. La teatralidad, lo lúdico, el juego de las palabras, son procedimientos logran el extrañamiento sobre un relato de lógica causal: Los celos, entre suegras y nueras que terminan destruyendo la relación de pareja y donde uno de los vértices de ese triángulo incestuoso debe desaparecer. La figura de la muerte, el colega en Dupa, y el hijo son llevados adelante con ductilidad por Cristian Cabrera para lograr el diálogo con los personajes femeninos que se suceden. Si bien la historia y los personajes son simples la textura que tiene el hecho teatral es poco habitual, el espectador queda atrapado y atravesado por un relato a pura teatralidad. Ambos actores tienen la capacidad de desdoblarse en otro personaje sin afectar el ritmo propio de la obra, esta ductilidad da cuenta del trabajo previo de investigación en distintas técnicas. Suponemos que el proceso fue pensando de forma centrífuga, pues “se desarrolla y ramifica a partir de uno o más núcleos” y siendo el resultado de un “proceso orgánico” . A partir del humor y de la técnica extra-cotidiana de Yanina Olocco y de Cristian Cabrera el hecho teatral, una vez finalizado, nos deja algo más que una sonrisa para pesar sobre la cotidianidad de la temática.

Ficha técnica: Dirección: Nela Fortunato . Dramaturgia: Chantal Thomas. Elenco: Yanina Olocco y Cristian Cabrera. Concepto y diseño escenográfico: Daniela Schiaffino. Asistencia de Dirección y Producción: Manuela Iseas. Diseño y composición musical: Juan Sevlever. Diseño y realización escenográfica: Clo Sáenz, Graciana Urbani, Tom Harris y Daniela Schiaffino. Realización de escenografía: JEP Producciones. Diseño Gráfico: Clo Sáenz. Produccion: Grupo Paladares Incrustados, Tertulias Lúdicas y Liliana Sabag. Asesoramiento luminotécnico: Fernando Raíces.
Prensa & Difusión: Hola! Prensa & Difusión. Fotografía: Agustín Manoukian.
Videos: Agustín Manoukian y Sebastián Romero. Teatro: Belisario Club de Cultura.

Bibliografía
Taviani, Ferdinando, 1990. “Visiones: el actor y el espectador” en Barba – Savarese, El arte secreto del actor. México: Pórtico de la Ciudad de México: 341-354.

Taviani plantea la idea de que un espectáculo teatral se puede concebir bien como una máquina o bien como una planta. En el primer caso el resultado sería “bueno” si se corresponde con el proyecto, mientras que en el segundo: “la forma final de una planta no corresponde nunca a un proyecto, es el resultado –imaginable pero imprevisible- de un proceso orgánico. “ (1990: 346)

Nela Fortunato: Actriz, con formación en canto y danza. Es egresada de Andamio 90 (escuela terciaria de formación actoral fundada por Alejandra Boero). Entrenó desde el año 2007 con Marcelo Savignone bajo la técnica de teatro físico de Jacques Lecoq, lo que la llevó a perfeccionarse en LISPA: London International School of Performing Arts. Allí completó el programa de estudios de 2 años (2009 a 2011), seguida por la actuación y coautoría del espectáculo Ships of sand que presentó con su compañía internacional Lyrebird Theatre Co. en el Fringe Festival de Edimburgo 2011.
http://holaprensaydifusion.blogspot.com.ar/2014/03/incrustaciones-o-el-paladar-de-la-reina.html

Incrustaciones