Hombres, muñecos y objetos de Eduardo Pavlovsky
María de los Ángeles Sanz
En la década del ’60 Eduardo Pavlovsky tenía un grupo de trabajo que experimentaba sobre nuevas formas de teatro, Yenesìi, en ese espacio propio no físico, se estrenaron muchas de sus primeras obras atravesadas por la estética del absurdo, y sobre todo por la escritura de uno de sus autores más destacados Samuel Beckett. Algunas de ellas están perdidas y no se han podido recuperar, otras son clásicos de su dramaturgia como La espera trágica (1962) La puesta que hoy me ocupa pertenece al primer grupo, a aquellas piezas que se creía irrecuperables por siempre. Aquel grupo que no tenía físicamente un ámbito teatral, muchas veces ponía sus obras en Nuevo Teatro, el teatro de Alejandra Boero y Pedro Asquini, que como afirmaba el propio dramaturgo, no coincidían en la propuesta estética pero veían en ellos una búsqueda interesante y respetuosaii. Cincuenta años después una obra de aquellos primeros tiempos, luego de su paso por el Centro de la Cooperación, nos atrapa con su poética diferente en el escenario de Andamio 90, el espacio de Alejandra Boero; una vez más los destinos se cruzan para bien. La obra tuvo su primera puesta en escena en 1963 bajo la dirección de Abel Sainz Burh bajo el nombre de Imágenes, hombres y muñecos. Hoy bajo la dirección de Sebastián Berenguer y Daniel Dibiese, el espíritu del dramaturgo aparece en los cuerpos de los actores que llevan adelante una muy buena performance sobre la construcción de sus personajes, que brindan sobre la palabra un mayor lenguaje corporal donde cada uno de los movimientos guarda una sincronización mecánica, en la poética de actuación – marioneta que llevan adelante. Estructurada en cuadros, la pieza nos remite a las convenciones sociales parodiadas, transgredidas para desnudar su mecanización siniestra, que impide la verdadera relación entre los hombres, está presente en el imaginario de la obra, donde toda convención es transgredida al mismo tiempo que aparece en su repetitiva cotidianidad. La familia, el trabajo, la cultura, las relaciones filiales, son expuestas con humor sarcástico e ironía, en esos cuerpos maquillados como muñecos que se mueven en rigurosa formación para dar cuenta de la esclavitud de los cuerpos al sistema. En un comienzo los personajes se trasladan por la escena diciendo pequeñas frases que luego formaran parte de los cuadros, como secuencias mínimas de prospección, que se irán desarrollando en escena hasta el final; cada uno tiene su propia estructura aristotélica son relatos temporales, que guardan al mismo tiempo una relación paródica con el referente, donde la gestualidad imprime una tensión diferente a la palabra.
El Sr Dalton repta. Se mueve arrastrándose y oscilando por el piso. Cada metro que avanza le cuesta muchísimo. El camino entre la puerta y el sillón debiera ser hecho con lentitud. La cara del Sr. Dalton se contorsiona con cada reptación (…) Al aparecer el Sr. Dalton, Mr R debe hacer la misma mueca de terror que hizo en la escena mímica con Mr J. Cuando està en plena contractura facial, la anciana le debe decir: LA ANCIANA: ¡Relájate! ¡Mira al frente! (2010, 65)
Esta pieza es una recuperación necesaria de un texto fundacional en la poética pavlovskiana, que luego tendrá su devenir en el teatro de estados, en la fuerza del acontecimiento en escena, en la impronta de los movimientos sincronizados de los personajes, como los del médico apropiador de Potestad (1987) Un ir hacia el origen de su entramado textual para encontrarnos con un principio que luego fue tomando de maneras diversas la exploración de una temática la de la “represión” sobre los sujetos, y como la sociedad los constituye desde el manejo de una psiquis social.
Bibliografía:
Pavlovsky, Eduardo, 1994. La ética del cuerpo. Buenos Aires: Editorial Los Libros de Babilonia.
________________, 2010. Teatro Completo VII. Buenos Aires: Editorial Atuel.
Ficha técnica: Hombres, imágenes y objetos de Eduardo Pavlovsky. Elenco: Juan Buna arreiro, María Fernández Vocos, Ramiro Gatti, Silvana Seewald, Cristian Thorsen. Vestuario: Vera Rinaldi. Maquillaje: Celeste Giraldo. Diseño de luces: Sebastián Berenguer, Daniel Dibiese, Matías Noval. Utilero: Omar Mac Dougall. Prensa: Ana Quiroga. Producción Ejecutiva: Sebastián Berenguer. Dirección: Sebastián Berenguer y Daniel Dibiese. Andamio 90.
i “Al comienzo hacíamos obras más tradicionales: el Antón Chejov de las piezas en un acto (…) Después empezamos a profundizar el análisis de las obras vanguardistas, y sin quererlo, nos constituimos en uno de los primeros grupos de investigación de la vanguardia teatral argentina, incluso antes que el Di Tella”.(Pavlovsky, 1994, 21)
ii “Yo prefería a la denominación “teatro del absurdo” otra que me parecía más ajustada: la de “teatro hacía una realidad total” o “teatro total” Por tal entendía un teatro de búsqueda que intenta conectarnos con aspectos absolutamente reales de nuestra personalidad, un teatro de “nuestros cotidianos estados de ánimo”. (Pavlovsky, 1994, 22)